Guerra en la red

AutorErnesto Núñez

Lunes 26 de febrero. A Ricardo Anaya le encuentran un video de octubre de 2005 en el que, usando una peluca, baila durante la boda de su amigo Manuel #Barreiro, a quien busca la PGR por lavar 54 millones de pesos en presunta complicidad con el hoy aspirante presidencial. El #PelucaGate escala tanto, que políticos como Ernesto Cordero -presidente del Senado-, y medios como The Financial Times, especulan sobre la crisis de la campaña presidencial del Frente por México, e incluso mencionan la posibilidad de cambiar de candidato.

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Miércoles 7 de febrero. A las 17:53 horas, el candidato del PRI, José Antonio Meade (@JoseAMeadeK), escribe en su cuenta de Twitter que "México necesita un Presidente serio. Un profesional que sepa enfrentar los retos internos y externos, que garantice estabilidad económica y certidumbre jurídica".

Pasadas las 10 de la noche, la coordinadora de campaña de Andrés Manuel López Obrador, Tatiana Clouthier (@tatclouthier) le responde con una pregunta irónica: "a quien propone?".

Y el 8 de febrero a las 6 de la mañana, ocho horas después, Meade contesta con un simple: "Yo mero".

Los priistas celebran la "ocurrencia" de su candidato. Incluso hablan de ella en la radio y en la televisión, crean el hashtag #YoMero y, en cuestión de horas, lo convierten en tendencia gracias a las redes tuiteras de "simpatizantes" creadas por el PRI.

Días después, como un búmeran, el #YoMero es utilizado para ridiculizar al ex secretario de Hacienda, y recordarle que es el autor del gasolinazo. El hashtag deviene en #PadreDelGasolinazo y, lo que parecía un acierto de la campaña priista, se revierte en forma de memes.

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Sin las mismas reglas que en las campañas formales, partidos y candidatos están enfrascados en una guerra en plataformas digitales.

Las redes sociales, principalmente Twitter, Facebook y YouTube, son empleadas por todos los partidos para lanzar y difundir descalificaciones, ataques personales o noticias falsas sobre sus opositores.

Los mensajes con los que diariamente se llenan las redes evaden el apartado C del artículo 41 de la Constitución, que dice: "en la propaganda política o electoral que difundan, los partidos y candidatos deberán abstenerse de expresiones que calumnien a las personas".

Además, los partidos encuentran en la red otra libertad: la de contratar espacios publicitarios, ya sea por sí mismos, o por terceros, lo que está expresamente prohibido en el mismo artículo constitucional.

Sin una fiscalización clara, los equipos de campaña a nivel federal o local contratan estrategas digitales que les prometen crear "climas de opinión pública" a partir de la difusión de una noticia real o falsa, ya sea para posicionarse o para denostar al rival.

Durante la precampaña, algunos partidos reportaron al INE contratos con empresas dedicadas a posicionar a sus precandidatos en redes sociales; sin embargo, la autoridad electoral aún desconoce exactamente cuánto dinero público se gasta en estas guerras digitales.

En 2017, por ejemplo, la Unidad de Fiscalización del INE descubrió que, tan sólo en Facebook, hubo un gasto no reportado por los partidos de más de 25 millones de pesos en las elecciones de Estado de México, Coahuila y Nayarit.

El consejero electoral Ciro Murayama explica que el INE decidió mantener el criterio de máxima libertad en internet, para la expresión de candidatos, partidos y simpatizantes.

Sin embargo, anunció...

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