Guillermo de la Dehesa/ Algunas falacias sobre la nueva economía

AutorGuillermo de la Dehesa

Pero dicho esto, también creo conveniente advertir al lector que junto a estas verdades, existen una serie de percepciones erróneas que conviene esclarecer.

Existe una creencia cada vez más extendida de que, con esta revolución de las tecnologías de la información, todas las bases tradicionales de la economía se modifican, de que estamos en una nueva era en la que todos los principios económicos que dominaban hasta ahora dejan de tener vigencia. Nada más lejano de la realidad. La revolución de la tecnología de la información va a transformar la forma de acceder a la información, de diseminarla y transmitirla. Va a introducir modificaciones importantes en el mercado de trabajo y en el sistema educativo, va a suponer un cambio relevante en la estructura de la producción y especialmente de la comercialización, pero los principios sobre los que se rige la actividad económica van a seguir siendo los mismos de siempre. Los cambios tecnológicos no significan un cambio en las leyes o los conceptos por los que se rige la economía.

En primer lugar, existe la percepción generalizada de que la nueva economía va a sustituir a la vieja. Se tiende a hacer una distinción tajante entre las empresas de la vieja economía (las empresas de "ladrillo y cemento") y las empresas virtuales e intangibles de la nueva economía que son las que se van a imponer en el futuro. Nada más erróneo. Las empresas de la nueva economía crean "redes" pero esas redes necesitan vender algo, transportarlo y entregarlo al cliente o al consumidor final. Ese algo, que puede ser petróleo, un producto químico, un automóvil, un libro, un servicio o una determinada información necesita que existan productores y transportistas que los almacenen y transporten y para eso hace falta que alguna empresa de la vieja economía construya y suministre esos medios logísticos y esas infraestructuras.

Además lo que, por el contrario, puede llegar a ocurrir, es que con el desarrollo de la nueva economía, las empresas de la vieja economía que sepan adaptarse a las ventajas que van a suponer, en términos de menor coste, de mayor productividad y de mayor rentabilidad, la creación de las nuevas redes de información que reducen de manera dramática la distancia entre los productores y los consumidores, pueden llegar, al final, a colonizar dichas redes y afianzarse aún más en sus sectores productivos generando menores costes y mayores beneficios.

En segundo lugar, existe la percepción, también falsa, de que las...

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