Empresa/ Guillotina a Banrural

AutorAlberto Barranco Chavarría

La paradoja del caso es que la decisión llega justo cuando el grueso de los integrantes del Gabinete económico centran la polémica sobre la banca de desarrollo en la eventual fusión de Nacional Financiera y el Banco Nacional de Comercio Exterior, y en la reestructuración del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras).

De acuerdo al esquema previsto para atenuar el golpe de cara a la opinión pública, el Sistema Banrural, fruto de la fusión de tres decenas de bancos dedicados en estricto al financiamiento del campo, sería sustituido por una red de pequeñas instancias subordinadas a los Gobiernos estatales.

Lo cierto es que el esquema es aún tan difuso como la idea de una banca social dependiente de la Secretaría de Economía, cuyo monto mayor de crédito, acreditada durante años la solvencia de los beneficiarios, sería de 10 mil pesos.

Y lo cierto es que a partir de 1995 es que la banca comercial privada le levantó la canasta a todos los productores rurales tras la aparición del grupo organizado de deudores conocido como El Barzón, Banrural se había constituido como la única alternativa real... pese a sus graves problemas financieros.

Como usted sabe, el banco de desarrollo debió traspasar al Fideicomiso Liquidador de Instituciones Financieras del Gobierno Federal (Fideliq), una colosal tajada de su cartera de préstamos, justo la que mantenía etiqueta de incobrable, en afán de no lesionar más sus frágiles estados financieros tras registrar pérdidas crónicas desde 1993.

La rebanada podrida fue de 12 mil millones de pesos.

Con todo, hasta agosto del año pasado la instancia financiera conocida alguna vez ante las rapacerías de los funcionarios que llegaron a dirigirla como Bandidal, había derramado préstamos por un global de 8 mil 164 millones, es decir tres cuartas partes del total registrado en 1999 por 12 mil 699 millones, y cuatro quintas partes del de 1998: 10 mil 643 millones.

En 1994, al arranque del declive del banco de desarrollo, el monto de cartera vigente había llegado a 5 mil 153 millones, para crecer a 6 mil 338 al año siguiente, y alcanzar 10 mil 993 en 1996.

El 57 por ciento de los préstamos registrados el año pasado se canalizó hacia el avío, en tanto otro 14 se destinó al renglón refaccionario.

Lo interesante es que pian pianito la cartera vencida del banco de desarrollo se había estado desinflando, al punto de llegar el año pasado a sólo el 13.2 por ciento de la vigente, luego de haberse ubicado en un catastrófico...

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