Gustavo Fondevila / Agua en la prisión

AutorGustavo Fondevila

El 10 de octubre pasado, el Noveno Tribunal Colegiado en Materia Penal ordenó a las autoridades del Reclusorio Preventivo Oriente garantizar a un privado de la libertad, el acceso al menos a 10 - 15 litros de agua diarios. Fue la respuesta a un amparo presentado por Mario Augusto Tinajero García por carecer durante meses de agua potable. Después de varios requerimientos, recién el 19 de noviembre, el juez dio por satisfecho el cumplimiento de la medida judicial. Este caso es solamente un ejemplo de todos los problemas de abastecimiento de las cárceles de la Ciudad. Cuando los internos carecen de agua en sus celdas, deben buscarla en las tomas de agua comunes de los patios de los dormitorios. Si allí tampoco hay, deben llevar sus cubetas y garrafones a otros patios. Y como todo el mundo sabe, cuando pasa eso, hay que pagarle al custodio alrededor de 10 pesos por viaje. Así se llega a que un juez ordene que se le suministre agua a un preso... lo que en otro país sería simplemente un escándalo.

CONDICIONES Y REINCIDENCIA

Este problema no es nuevo. Según la encuesta a reclusorios del Centro de Investigación y Docencia Económicas 2014 (CIDE), el 33 por ciento de los reclusos no tienen acceso a agua potable y ese porcentaje se ha mantenido estable desde 2002. Al punto que la Comisión de Derechos Humanos del DF prepara en estos momentos una recomendación al respecto. Pero no es un dato aislado: el 34 por ciento no tiene atención médica cuando se enferma, el 58 por ciento no recibe medicamentos de la institución y el 88 por ciento considera que los alimentos son de mala calidad. Estos datos -entre muchos otros- se suman regularmente a un aumento de la corrupción interna de los penales que se extiende a todos los aspectos de la vida en prisión: desde bañarse hasta conseguir zapatos. Y nadie se salva de pagar, ni siquiera los familiares.

No es casualidad que el deterioro creciente de las condiciones en prisión se acompañe de un incremento de la corrupción y otros problemas. Las necesidades básicas insatisfechas agravan los factores de riesgo: 1) corrupción interna, 2) delincuencia externa organizada desde la cárcel, c)...

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