Gustavo Fondevila / Calles y pistolas

AutorGustavo Fondevila

Hace dos semanas, el agente de la Fiscalía de Homicidios José Antonio López Rojas tuvo un incidente vial con un automovilista en la Delegación Azcapotzalco. Intentó solucionar el problema con su arma disparándole tres veces al auto del otro conductor. Uno de los disparos le dio a una mujer que caminaba por el lugar y fue llevada a un hospital del IMSS. Después la SSP-DF detuvo al policía de investigación de la Procuraduría mientras intentaba escapar de la escena. A los pocos días, otro agente de la Policía de Investigación fue detenido por el asesinato de un hombre cuyo cadáver apareció en Tláhuac en octubre del año pasado con varios impactos de arma de fuego. Y para completar el cuadro el martes pasado los agentes Miguel Ángel Cobos Aguilar y Joel Espinoza de la policía de investigación de la procuraduría sacaron sus armas en Paseo de la Reforma para detener y amedrentar a un automovilista que intentó darse a la fuga después de un conflicto vial con ellos.

A simple vista, parece demasiada casualidad. Y en el fondo, lo es. Estos excesos que se cometen a diario en la ciudad no son más que el reflejo en los medios de comunicación de un patrón sistemático de abuso de autoridad.

El abuso policial

Según un estudio de Silva Forné (2007), basado en el análisis de quejas y recomendaciones de la Comisión de Derechos Humanos del DF (CDHDF), hay tres patrones típicos de abuso policial en la ciudad de México: 1) para reemplazar la falta de investigación y tener confesiones (tortura) -Recomendaciones CDHDF 10/95 - 2/97 - 5/02 - 8/06-, 2) para conseguir beneficios personales de algún tipo (extorsión y chantaje) - Recomendaciones CDHDF 3/94 - 1/99- y por último, 3) como forma de castigo - Recomendaciones CDHDF11/97 - 7/00 - 10/03-. Las dos primeras son bien conocidas, pero este último caso está relacionado con una moral interna muy particular de la institución, donde esas demostraciones de fuerza son vistas como un medio aceptable de imponer la autoridad, aunque sea a nivel individual y particular. En otras palabras, son venganzas, como cuando un automovilista choca o roza el auto de un judicial e intenta escaparse. A nadie en la institución, le asombra demasiado que el judicial lo persiga y que le dispare. En su situación, seguramente harían lo mismo.

Estos patrones de abuso se pueden distinguir por su gravedad y su importancia...

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