Gustavo Fondevila / El robo simple y la cárcel

AutorGustavo Fondevila

La gran noticia de la semana pasada en materia de seguridad pública fue la presentación pública de la iniciativa de reforma al Código Penal para el Distrito Federal elaborada por la diputada Alejandra Barrales Magdaleno y acompañada por la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (Luis González Plascencia) en el marco de las reformas constitucionales en materia de derechos humanos. Se pretende derogar los artículos 220, 222, 223, 224 y modificar el 225, 246, 247 y 248 para eliminar la pena de prisión en caso de robo simple e implementarla sólo cuando haya violencia, lesiones para la víctima, uso de armas o el robo sea cometido por más de una persona.

En resumen, se van a sancionar los delitos menores con trabajo comunitario o multas y no con cárcel. El castigo alternativo consistiría en trabajo a favor de la víctima (para cubrir el monto de lo robado o la restitución de lo sustraído) y de la comunidad. Las multas serían de entre 400 y 600 días cuando el monto robado exceda de 750 veces el salario mínimo.

Es probable que en esta semana la iniciativa se presente formalmente en la Comisión de Gobierno de la Asamblea Legislativa del DF. El tema no es absolutamente nuevo porque una iniciativa similar fue presentada sin éxito hace unos años por el que era el Ombudsman capitalino Emilio Álvarez Icaza (en el 2007, el legislador Zoreda Novelo -PRI- propuso reformas similares para el Código Penal Federal). La finalidad es evitar la criminalización de jóvenes -entre 18 y 30 años-, y mitigar la sobrepoblación y el hacinamiento de los reclusorios capitalinos.

La implementación

Es una buena idea. O al menos, es un paso adelante que la Asamblea comience a discutir y pensar salidas novedosas y creativas para un problema que empeora cada año. También parece absolutamente evidente que las reformas aprobadas en 2003 que creían poder solucionar los déficits sociales con cárcel no funcionaron. Solamente sirvieron para aumentar la población en esas escuelas del delito que son los reclusorios (elevando las penas del robo simple). Era hora que al menos la clase política -ya que no el gobierno- se percatara que dicha reforma fue un desatino populista y que en el fondo, la sociedad termina pagando más caro el robo simple cuando los jóvenes primo-delincuentes salen de los reclusorios como criminales consumados para matar o secuestrar gente.

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