Gustavo Moheno / Conspiraciones contra la memoria

AutorGustavo Moheno

Cuando se intenta descifrar el número de pecas que tiene Julianne Moore viéndola en pantalla, pueden estar sucediendo dos cosas: o la actriz norteamericana se ha convertido en una inalcanzable obsesión platónica que arrojará irremediablemente al sujeto a la locura, o la trama de la película en cuestión ha dejado de importarle a tal grado que lo único interesante de tan absurdos fotogramas sólo puede ser la presencia de tan sublime pelirroja.

No importa, ambos casos son válidos para ver Misteriosa Obsesión, título genérico que tuvo a bien endilgarle su distribuidora ahorrándose la infamia que pudo haberle acarreado respetar el nombre original: The Forgotten, que -resulta obvio-, habría sido un atentado contra una de las obras cumbres de Luis Buñuel y por ende, del cine mexicano: Los Olvidados.

Resumiendo: podrá faltar el Jaibo, pero Julianne Moore, con su extraordinaria capacidad para encarnar a mujeres aparentemente frágiles pero que en el fondo mantienen una fuerza mental insospechada, hace digerible un extrañísimo como ridículo homenaje a las madrecitas y el poder de su amor, que inicia como un intrigante thriller psicológico que, tras 20 o 30 minutos verdaderamente inquietantes, se convierte en el peor capítulo que se haya visto de La Dimensión Desconocida o Los Expedientes Secretos X.

El guión no tiene convicción alguna pero sí la interpretación de Julianne Moore como Telly, una mujer neoyorquina que no logra sobreponerse a la pérdida de su pequeño hijo -Sam-, fallecido en un accidente aéreo 14 meses atrás. El luto es un infierno pero las "llamas" empiezan a quemar en serio cuando, súbitamente, las fotografías, videos y, en general, todas las evidencias de la precaria existencia de Sam, desaparecen de la noche a la mañana. Luego viene la hecatombe: el psiquiatra de Telly (Gary Sinise) le anuncia que su hijo nunca existió y que tras nueve años de demencia está empezando, apenas, a recobrar la cordura.

Pero Telly es muy abusada y no se traga el cuento en virtud de que sus instintos maternales son...

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