'El H-2': Auge y caída

AutorAbel Barajas

Cristian Paul Aranda González tenía un puesto de hamburguesas y hotdogs en la esquina de Valle de los Helechos y Arcos de Arena, en el Fraccionamiento Los Arcos, una zona popular al norte de Tepic.

De 31 años y originario de Santiago Ixcuintla, un municipio costero de Nayarit muy cercano a los límites con Sinaloa, Aranda no tenía mucho tiempo de haber regresado de Estados Unidos.

La noche del 7 de agosto de 2016, cuando estaba acompañado de algunos familiares, una camioneta Ford Lobo blanca sin placas paró su marcha frente a su puesto y desde el interior un desconocido estiró el brazo para dispararle varias veces.

Un balazo lo alcanzó en la espalda, otro le dio en un glúteo y uno en la cabeza, donde también se le incrustaron varias esquirlas.

La Policía de Nayarit, controlada por el Fiscal General del estado Edgar Veytia, deslizó en la prensa local que se trataba de un intento de asalto y que la víctima se llamaba Fernando Guzmán Guzmán. Pero no era así.

Aranda quedó tirado en el cruce de las calles, sin embargo, sobrevivió. Aparentemente las municiones de los agresores tenían un defecto. Esa misma noche fue trasladado de emergencia al Hospital Puerta de Hierro y quedó bajo custodia.

Sabedores de la suerte de Aranda, los atacantes se acercaron a una enfermera y la sobornaron para que le aplicara una inyección que le quitaría la vida.

"Cuando pareció que la inyección no estaba funcionando lo suficientemente rápido, los sicarios convencieron a miembros corruptos de la policía local de que abandonaran su puesto en la habitación del hospital", dice una investigación del Departamento de Justicia de EU.

La madrugada del 9 de agosto, cuando apenas llevaba poco más de 24 horas internado, dos hombres descendieron de una camioneta Ford Explorer, sin placas, y entraron al nosocomio. Subieron hasta el segundo piso a la habitación de su objetivo.

Uno de ellos entró y esta vez no hubo falla. El sicario vació su pistola .9 milímetros sobre Aranda.

La Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) afirma que el hombre que ordenó la ejecución era Juan Francisco Patrón Sánchez "El H-2" o "El Patrón", un narcotraficante que en ese entonces ya había convertido los límites de Sinaloa y Nayarit en un campo de batalla.

"El H-2" creía que el vendedor de hamburguesas era un informante de la DEA y que había proporcionado los datos para la detención de un miembro del grupo criminal, suposiciones que la propia corporación estadounidense juzga como "erróneas" ante una...

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