Hace cuentas con su oficio

AutorIsrael Covarrubias

Para Antonio Tabucchi, la autobiografía, es un género literario ambiguo por naturaleza. Más aún, cuando se llega a la conclusión que este género corresponde a la narración de la propia biografía pero bajo la forma que adopta en la vida de los otros. Ser leído e interpretado por otros ojos y voces puede resultar encominante, pero también degenerado. En particular, cuando la interpretación encuentra sus límites en el momento en que el autor objeta o rechaza la naturaleza artificial asignada a su trabajo por el lector. ¿Qué tipo entonces de naturaleza tiene el oficio de escribir? ¿Es acaso el mismo mecanismo usado cuando uno está del otro lado, es decir, el de la lectura? Resumamos así: ¿Cómo explicar este peculiar mecanismo de mimesis de la apropiación?

Si bien es cierto este tópico es clásico de la reflexión que en distintos tiempos ha sido realizada sobre el oficio de escribir, ello no imposibilita al autor para que en su último libro, intitulado Autobiografías para otros. Poéticas a posteriori (Milán, Feltrinelli, 2003), ofrezca un conjunto de "hipótesis vagabundas" alrededor de los porqués y las contradicciones, así como de algunas posibles claves de lectura de sus libros, en tanto síntesis de un ejercicio intelectual que pretende hacer las cuentas consigo mismo.

Para este autor, hacer las cuentas con su oficio, significa ofrecer un poco de vergüenza y honestidad al lector. La razón principal es que el escritor piensa poco en ellas; y no por desinterés, antes bien, porque su trabajo está inscrito en otro pasaje. No obstante, es aquí donde radica la paradoja en toda su extensión del oficio de escribir. Por una parte, Tabucchi habla del darse cuenta después de haber escrito un libro y con la perspectiva que expresa el alejamiento temporal, que la supuesta desaparición del escritor y su biografía de la narración son imposibles; y, por otra parte, que esta negativa a desaparecer es la que precisamente obliga al escritor a discernir sobre las dudas del oficio y del sentido que este último está expresando para él. Ya lo advierte en el epígrafe que utiliza de Joseph Conrad: "Primero se crea la obra, y sólo después se reflexiona sobre ella. Y es una actividad ociosa y egoísta que no sirve a ninguno y que frecuentemente conduce a falsas conclusiones". Sin embargo, las conclusiones, en algunas ocasiones, no resultarán del todo falsas. En particular, porque para Tabucchi es necesario llegar al problema de la distinción efímera y borrosa entre lo...

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