Hace una historia de la Revolución

AutorLaura Castellanos

Juan Ramón Aupart solo cursó la primaria, pero su pasión por la Revolución mexicana lo llevó a adentrarse en este periodo histórico, sobre el que ha producido once documentales.

El pasado noviembre, Aupart presentó nueve de sus obras en versión DVD, con un tiraje de 100 ejemplares cada una, de las que hasta la fecha sólo ha vendido seis copias.

"Ha sido muy difícil promoverlos, pero cuando llega gente interesada a verlos, se impacta", afirma quien fuera titular del taller de edición del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) de 1971 a 2001.

Aupart (Distrito Federal, 1939) ha realizado sus películas gracias a la solidaridad de amigos, al préstamo de equipos y a la compra de material caduco, pero en operación.

Quien ha sido galardonado con dos premios Ariel por la edición de Actas de Marusia, de Miguel Littin, y Ulama, el juego de la vida y la muerte, de Roberto Rochín, se introdujo en el tema de la Revolución en 1975.

"Fue cuando empecé a andar de activista en la Unión de Pueblos de Morelos y conocí a ex combatientes revolucionarios".

En la década de los 60, cuando Aupart era veinteañero, escuchó por primera vez la palabra "revolución", muy en boga por la rebeldía generacional de la época. Y aunque cada vez la oía con mayor frecuencia, no la comprendía.

"Soy iletrado, durante muchos años recurrí al diccionario para ver qué era la revolución, y descubrí que me interesaba la palabra revolucionar, que era transformar la realidad que separaba a ricos y pobres".

Fue hasta que conoció personalmente a las mujeres y hombres que lucharon con el caudillo Emiliano Zapata, que se sintió subyugado por sus historias de vida.

El documentalista se dio a la tarea de grabar las reuniones de la asociación agraria a la que pertenecía y descubrió que quienes eran celebrados en los libros de texto oficial vivían en la miseria.

"En una entrevista que hice en Xoxocotla para Los rebeldes del sur, ellos salieron endomingados porque los íbamos a entrevistar, pero atrás se veía un escenario rural lleno de moscas".

El interés que este contacto humano despertó en el cineasta lo hizo leer con voracidad libros relacionados con la Revolución, como Emiliano Zapata, su caudillo, de Antonio Díaz Soto y Gama, y Emiliano Zapata y el agrarismo en México, de Gildardo Magaña.

"Las lecturas sobre la Revolución provocan una pasión por los valores que transmiten de honestidad, hombría, honradez y amor a la patria".

Después, Aupart se dio a la tarea de consultar el...

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