Los 5000 que hacen falta

AutorArturo Barba Navarrete

Vivimos en la sociedad del conocimiento, en un mundo donde ya no es suficiente tener recursos naturales -oro, petróleo, uranio, trigo o ganado- para obtener riquezas. Eso es lo que Juan Enríquez Cabot ha estudiado en los últimos años en Harvard. Sabe que sólo la riqueza intelectual será un detonante del desarrollo económico y sabe también que actualmente en México, quienes hablan el lenguaje genético o el lenguaje intelectual no tienen muchos incentivos para quedarse. Es la era en la que la economía es portátil y los países que encuentren a los mejores ciudadanos de otro país se los llevarán. Allí estará la diferencia entre ser rico y quedar pobre. Y entonces, la advertencia de Juan Enríquez Cabot es contundente: los países que no le pongan atención a sus recursos humanos, a su educación, a su gente que puede generar patentes, ideas, empresas... acabarán quebrando. Lo que importa hoy son las mentes, la educación, la ciencia. Importa que esas mentes puedan proteger y vender conocimientos al resto del mundo.

Cinco mil "cerebros". Sólo cinco mil "cerebros" necesita México para desarrollar un modelo que le permita crear al menos 10 compañías nuevas de más de mil millones de dólares anuales de ganancias cada una.

Esa es la solución que visualiza Juan Enríquez Cabot, director del proyecto de Ciencias de la Vida de la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard, ése es el proceso de cambio que sacaría del atraso al país.

Para este mexicano de 43 años, uno de los expertos en ciencias de la vida más reconocidos en Estados Unidos, se tendrían que idear modelos muy prácticos para generar científicos "ricos" creadores de empresas.

"Con el conocimiento de sólo 5 mil mentes podríamos duplicar el Producto Interno Bruto (PIB) de México", afirma tajante.

Una masa crítica compuesta por 5 mil mentes que construirían compañías cuya base es el conocimiento, de alta tecnología, capaces de competir en la nueva revolución de la información genética que, poco a poco, está dominando el mercado internacional. Serían empresas generadoras de empleos que, además de aprovechar el amplio potencial genético mexicano -basado en su enorme biodiversidad-, podrían integrarse a otras que fabrican chips y otros productos de alto valor agregado.

"Los países que dominarán el mundo la próxima década serán los que entiendan el código de la vida o ADN y puedan reprogramar los genes de plantas, microorganismos y animales para producir artículos novedosos", augura.

"Este enorme flujo de información está abriendo un nuevo esquema internacional que dividirá aún más a las naciones entre aquellas que aprovechan este nuevo conocimiento y las que no".

En todo el mundo, más de 80 mil millones de dólares anuales son obtenidos por empresas biotecnológicas que utilizan la información del ADN y sus genes, ya sea del genoma humano o el de otros organismos, de acuerdo con el libro La biotecnología moderna, publicado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

Sólo los grandes laboratorios y algunas empresas de Estados Unidos, Japón, y los países europeos, entre otros, utilizan la nueva información para producir riqueza. Nuevos medicamentos, vacunas, alimentos, textiles y muchos productos más serán generados por la que Enríquez considera la lengua más importante: la genética.

"Los que no la aprendan serán analfabetos funcionales; no podrán entender y menos competir en una economía que cambia rápidamente", sostiene.

Tan sólo en los países de la zona Asia-Pacífico -según un estudio de la revista Bioentrepreneur del grupo británico Nature- se han creado más de mil empresas biotecnológicas de capital de riesgo en los últimos 15 años, 300 de ellas en Corea y 150 en China. Con esta industria, el gigante comunista obtiene ingresos por más de 4 mil 800 millones de dólares al año.

La información genética mundial es explotada principalmente por Estados Unidos, en un 50 por ciento, Japón, con 17 por ciento, y Reino Unido, en 10 por ciento, mientras que en el resto de Asia, Africa o América Latina ningún país aprovecha más del 1 por ciento de la información de las bases de datos más grandes del mundo, que además son gratuitos.

México se encuentra al margen, pues sólo 300 de sus investigadores aprovechan este bagaje (mientras que en cada país desarrollado lo hacen entre 6 y 10 mil científicos), lo cual incrementa el enorme reto que enfrenta ante los nuevos escenarios que ya han iniciado sin que "ni siquiera nos percatemos", alerta Enríquez, autor de varios libros de amplio éxito en Estados Unidos, entre ellos Cuando el futuro te alcance: cómo la genómica y otras fuerzas están cambiando tu vida, trabajo, salud y riqueza.

La cantidad de datos provenientes de la genética supera decenas de veces el acervo almacenado en papel de la biblioteca más grande del mundo. Tan sólo un buen laboratorio de biología molecular o de genética en Estados Unidos crea cada mes el equivalente a 8 veces la colección impresa de la Biblioteca del Congreso estadounidense.

Si se digitalizaran todos los libros impresos de esa biblioteca se tendría entre entre 12 y 20 "terabytes" de información (un terabyte es equivalente a 16 días continuos de información contenida en películas DVD u 8 mil veces más datos de los que un ser humano puede retener en toda su vida).

Bioanalfabetismo

La clave del...

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