Hacen oídos sordos a ruido en el Centro

AutorJuan Corona

En el Centro Histórico nadie respeta la normatividad del ruido y tampoco se sanciona esta falta cívica.

En enero de 2013, la Secretaría de Seguridad Pública del DF anunció el arranque del operativo antirruido en el Centro Histórico.

Inclusive fueron capacitados 170 policías para el manejo de decibelímetros, que fueron donados por la Autoridad del Centro Histórico.

De acuerdo con la SSP, en la Unidad de Protección Ciudadana Centro hay 36 aparatos en resguardo, 17 en la UPC Ángel y el mismo número en la base Revolución.

En el artículo 24 de la Ley de Cultura Cívica se indica que la sanción por producir ruido que atente contra la tranquilidad o salud de las personas es de 10 a 40 veces la Unidad de Cuenta de la Ciudad de México, que va de los 699 a 2 mil 796 pesos, o arresto de 13 a 24 horas.

En un recorrido por más de 20 sitios, entre negocios establecidos y puestos de discos de música y películas piratas, REFORMA comprobó con un decibelímetro que los niveles de ruido superan los límites permitidos por las autoridades.

Las vialidades donde se realizó el ejercicio fueron Eje Central, Avenida Juárez, República de Uruguay, 16 de Septiembre, República del Salvador, Madero, Palma, 20 de Noviembre, y Avenida Pino Suárez.

Las mediciones con el sonómetro oscilaron entre los 81 y 87 decibeles, aunque la Norma Ambiental Oficial NADF-005-AMBT-2006, que regula la emisión de ruido de fuentes fijas, indica que el límite máximo es de 65 decibeles.

Estudios de la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial (PAOT) indican que exponerse a niveles de entre 70 y 80 decibeles genera dolor de cabeza, hipertensión y aumento de secreción de adrenalina.

En los sitios visitados todos los negocios utilizaban reproductores MP3, estéreos o grabadoras y bocinas para llamar la atención de sus clientes, aunque en algunas ocasiones el ruido provocaba que la gente saliera de los locales.

Ya fuera en una tienda de ropa o electrónica, farmacias, restaurantes, joyerías, plazas comerciales y hasta puestos de discos piratas, los clientes debían levantar la voz o gritar.

"Por su música no podemos ni preguntar. Vengo a comprar, pero me desespera el ruido", comentó Brenda Ortiz, quien intentó comprar ropa en una tienda de Pino Suárez y Mesones.

Un caso similar le ocurrió a Fernando Acosta, quien acudió a un...

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