Halla dioses en los cerros

AutorLaura Castellanos

REFORMA / Enviada

TLAYACAPAN, Morelos.- "Soy un buscador de perfiles", se define sin más Abraham Alarcón, fotógrafo y guardián de los cerros sagrados que rodean a Tlayacapan, mientras observa a la distancia el perfil accidentado de la Tonantzin.

Desde el valle, uno puede observar en la parte superior del cerro un perfil femenino de larga cabellera: es Tonantzin, así aprendieron a llamarla los ancianos del pueblo repitiendo la voz de sus antepasados, aunque no todos sepan localizar su rostro.

Pero la cámara de Abraham la reveló. Primero le preguntó a los viejos los nombres náhuatl de los cerros y peñascos, investigó su significado, y después, durante 15 años se ha dado a la tarea de descubrir su identidad, algunas definidas, otras caprichosamente simuladas.

"Ya llevo 42 dioses, todos con sus nombres y significados, y casi todos tienen más de 100 metros (de altura)", presume quien cuenta con un centenar de álbumes fotográficos con los cerros que empezó a retratar desde niño, y atiende con su hermano el único estudio fotográfico del pueblo.

Curiosamente, el nombre de Tlayacapan honra el oficio de "buscador de perfiles", pues en náhuatl la palabra significa "nariz sobre la tierra" o "la nariz de la tierra", debido a que, cuando se mira su horizonte montañoso, se advierte dibujado un perfil.

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"Soy de los que caminan solos", dice el hombre de 62 años al pisar con vigor sobre el valle de Tlayacapan, que en época seca es habitado por iguanas, lagartijas y víboras.

El hijo de un tablajero, que en sus años mozos fue tapicero, alpinista, y por más de 20 años, extra en los Estudios Churubusco, se dedica ahora a develar los rostros de los dioses prehispánicos.

Como Abraham sólo pudo terminar la primaria, explica sus descubrimientos mezclando sus conocimientos prehispánicos con las leyendas locales y el misticismo que permea al pueblo, colindante con Tepoztlán.

Asegura que los perfiles de los peñascos no son naturales, sino labrados por la mano humana, debido a que Quetzalcóatl -que según la leyenda regional nació en el poblado vecino de Amatlán- eligió a Tlayacapan como un lugar divino.

"Cuando nació Quetzalcóatl, en vez de irse a Tepoztlán se vino para acá, y los de allá venían acá a adorar a sus dioses, y ahora resulta que allá está bien bonito y aquí no", se queja.

Algunas de sus fotografías de dioses prehispánicos y de restos arqueológicos han sido reunidas en el folleto Tlayacapan, Morelos, en el que también participan sus hermanos. "Todo esto...

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