Hamsters

AutorDiego Fonseca

¿Cómo se renueva cada día la promesa de que todo cuanto haces es para quienes no ves por una década? ¿Cómo se ven los hijos que otros crían por ti?

Temprano en la mañana, Anabella -la Anita- enciende la computadora en su casa de Esquipulas y sienta frente a ella a Vanessa, de doce, y a Robinson, de diez, para que den los buenos días a su madre, esa señora que desde hace ocho años es una cara en un monitor.

-¿Cuándo hablas con ellos?

Es domingo, diez de la mañana, Ingrid juega con Teo antes de empezar la limpieza por el cuarto principal. Se ha echado al piso, junto a las vías de madera de Thomas the Train.

-A las ocho de la mañana porque la Anita después tiene que llevarlos a la escuela.

Ingrid echa a correr un tren, que descarrilla antes de subir un puente bajito, intrascendente.

Un día de 2011, Ingrid pidió a Vanessa que se pusiera de pie a cierta distancia de la pantalla. La mamá de internet concluyó que la niña ya era más alta que ella. Cuando Ingrid toca a sus hijos la yema de los dedos acaricia una pantalla tibia. Píxeles en Skype.

-Es difícil, pero a veces está bien. Hay muchos días que hablo con los niños tres veces.

-¿Cómo están ellos allá?

Ingrid escapa.

-El más chico, el Robinson, es cabezón para la escuela, pero le echa ganas. Tiene que echarle.

-Entiendo, ¿pero cómo están?

Ingrid escapa.

-Hay que ser fuerte.

¿Cómo se sienten los hijos que otros crían por ti?

· · ·

En 2006, un grupo de investigadores produjo un estudio sobre migrantes transnacionales que se relacionan con sus comunidades de origen por internet. El trabajo, publicado en el International Journal of Communications Law & Policy, sostiene que, especialmente los migrantes que se comunican por video y que por tanto simulan en la pantalla el cara a cara real, experimentan sentimientos y comportamientos similares a las personas que conversan juntas, una al lado de la otra. Calores, excitación, temores vívidos, pulso acelerado, llantos, risas disparatadas. En la práctica, para Ingrid, eso equivale a besar la pantalla como si besase a sus hijos.

A diferencia de las comunidades físicas, donde las experiencias se viven piel con piel, los científicos denominan los lazos sociales construidos con la tecnología "sentido de comunidad virtual". En Brooklyn, por ejemplo, los residentes mexicanos usan llamadas en conferencia para discutir con las autoridades municipales de sus pueblos los proyectos de desarrollo que ellos financian con las remesas que envían. Los indígenas mixtecos...

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