La herencia de Del Paso

El 21 de abril de 2016, un año después de ser galardonado con el Premio Cervantes de Literatura, el escritor Fernando del Paso (1935-2018) describió el tesoro literario que dejaría como herencia a la humanidad.

Ante la imposibilidad de que su cuerpo entero fuera guardado en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes, para echarse "una siestecita reparadora de unos 200 o 300 años", Del Paso depositó allí cinco objetos:

Una copia del discurso que pronunció para explicar el paquete que dejaba como legado en la Caja de Las Letras, el cual debe abrirse hasta el 21 de abril del año 2116.

Un ejemplar de la primera edición de su primera novela: José Trigo (siglo XXI editores, 1966), una historia sobre la Guerra Cristera y la huelga ferrocarrilera de 1959, dos hechos que marcaron el siglo XX mexicano.

Un ejemplar de la primera edición mexicana de su segunda novela: Palinuro de México (Joaquín Mortiz, 1977), obra que él ha calificado como su favorita y sobre la cual aclaró: "mi segunda novela, que da fe, por la ilustración de la portada, de mi segunda vocación: la de dibujante".

Un disco de la colección "Voz viva de México", producido por la UNAM y el Fondo de Cultura Económica, en el que él mismo grabó, de viva voz, fragmentos de sus novelas y una antología de sonetos.

Y, por último, una camisa, de la que decidió contar su historia aquella noche de abril de 2016:

"Hace mucho tiempo, el joven poeta tabasqueño José Carlos Becerra obtuvo una beca Guggenheim y con ella se fue a Londres, con el propósito de comprar un automóvil con el cual recorrer toda Europa. Una madrugada, camino a Bríndisi, en Italia, no se sabe qué sucedió: tal vez se quedó dormido al volante, el caso es que se desbarrancó y se mató. Yo llegué también con mi beca Guggenheim a Londres pocos meses después y me alojé en la casa del mismo amigo mutuo, Alberto Díaz Lastra, en donde él se había alojado. Allí, José Carlos olvidó una camisa que yo heredé. Desde entonces, cada vez que yo sentía pereza de escribir, desánimo o escepticismo, me ponía la camisa y comenzaba a trabajar. Consideré que yo tenía un deber hacia aquellos artistas cuya muerte prematura les impidió decir lo que tenían que decir. Por eso esa camisa tiene tanta importancia en mi vida...".

Después de narrar esto, Del Paso aclaró: "Depositar la camisa en la Caja de las Letras no significa que no vuelva yo a escribir: la magnificencia e importancia del Premio de Literatura Española Cervantes me obliga moralmente a hacerlo...

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