Hidalgo: Mapethé, un santuario para recordar

AutorLuis Romo Cedano

Fotos: Luis Romo Cedano

Por momentos, Mapethé parece un pueblo fantasma. En este poblado del centro de Hidalgo hay poca gente, y por distintos rincones se descubren casas y viejas construcciones abandonadas. Los cerros de alrededor muestran más piedras que plantas, y éstas no son otra cosa que unos cuantos matorrales espinosos (la región es una de las más áridas del centro del País). El templo se ve a lo lejos como cualquier vetusta iglesia de pueblo.

Sin embargo, tan pronto se traspasa el umbral uno se encuentra en otro mundo. Cinco resplandecientes retablos churriguerescos envuelven al visitante en una atmósfera gloriosa que uno jamás esperaría después de tal introducción.

No es muy claro el nombre del lugar. El pueblo original se estableció en el siglo 16 en torno del mineral de Plomo Pobre (los cerros de los alrededores fueron ricos en metales no preciosos), pero el lugar vagamente recibe el nombre de Mapethé. Algunos folletos hablan del sitio como Santiago Mapethé. Cuando uno lo menciona, los lugareños corrigen: "No. Es 'Santuario Mapethé'", o simplemente Santuario. La iglesia, como se ve, le ha dado su identidad al lugar.

No es extraordinario. Un Cristo de esa capilla manifestó allí sus poderes milagrosos hacia 1621 y los eventos dejaron huella. Había en el poblado una imagen muy deteriorada de un Cristo que un día, tras una tormenta, se renovó. Amaneció completa y reluciente y a partir de ese momento comenzó a realizar prodigios y curaciones de enfermos. El revuelo fue tan grande que las autoridades eclesiásticas tomaron cartas en el asunto y lo mandaron traer a la capital del virreinato.

Aunque la imagen original salió del lugar, Mapethé conservó el prestigio. Hoy, la nueva capilla del siglo 18 alberga la bella imagen de otro Cristo, el Señor de Mapethé, y recibe a miles de peregrinos.

La capilla es simplemente una joya. Fue construida entre 1751 y 1778, en medio de la efervescencia del estilo churrigueresco.

Sus cinco retablos, aunque no dejan de mostrar su larga edad, lucen todavía sus hermosos estípites, decenas de dramáticas imágenes y un sinnúmero de angelitos que revolotean entre los santos y los marcos. El efecto completo es grandioso.

Para pueblear

Como opción de un recorrido, este santuario es muy atractivo. El lugar amerita un buen rato para ver con toda calma sus detalles, pero además de eso, se encuentra en una zona donde se puede armar fácilmente un recorrido mixto con diferentes puntos de interés. A una media hora de...

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