Una historia de abandono

AutorMariana Winocur

Isaac corretea por toda la casa. Juega a la pelota con sus tíos, agarra de la cola a su perrito Lassie y por momentos se transforma en un vendedor de tamales con experiencia. Tiene apenas tres años y todavía no sabe que, en realidad, Paulina no es su tía, sino su mamá. Y que María Elena, su "mamá" y Tomás, su "papá" no son sino sus abuelos.

Cuando sea mayor, Paulina le contará a su hijo la verdad: que lo concibió a raíz de una violación.

"No quiero que el día de mañana le digan al niño cómo es que vino al mundo y por qué. Quiero ser yo la única persona que se lo diga. Sé que va a sufrir, que va a ser difícil para él, por eso quiero alejarme, que crezca en un mundo muy diferente, irme a vivir a otro lado".

La de Paulina Ramírez Jacinto es la historia de una imposición, del impedimento para ejercer un derecho, de la falta de justicia que, con frecuencia, padecen los pobres. La violaron el 31 de julio de 1999, la dejaron embarazada, quiso abortar -su madre peleó por ese derecho públicamente- pero funcionarios del gobierno de Baja California la obligaron a seguir adelante con su embarazo.

Fue una cadena de arbitrariedades: Juan Manuel Salazar Pimentel, entonces procurador general de Justicia, la llevó con un sacerdote, quien intentó disuadirla de que abortara. Con engaños, Ismael Avila Iñiguez, entonces el director del Hospital General de Mexicali, le dijo a la mamá que si le hacían el aborto, Paulina podía morir o quedar estéril. Integrantes de Provida, que fingieron ser funcionarios del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), entraron adonde Paulina estaba internada y la obligaron a ver El grito silencioso, un video burdo y falaz contra la práctica del aborto.

"Mis hijos son ocho, y otra boca más ya no podíamos alimentar. Mi marido trabaja demasiado y nos estamos volviendo viejos. Pero ellos, necios, nunca nos escucharon", se queja María Elena Jacinto, la madre de Paulina.

"Estamos un poco mejorcito, pero siempre se nos viene el tema a la mente. Por más que queramos olvidarlo, no podemos, y menos con el niño", dice.

"Teniendo al niño siempre nos va a recordar lo que pasó, nunca se nos va a olvidar. Estamos a gusto con él, pero de todos modos nos recuerda", agrega Paulina.

"Es muy listo, no sé si porque mira los programas de Teletubbies, pero él sabe los colores y aprendió a contar hasta siete. Habla mucho. Pide hamburguesas, pizzas y hasta comida china. Se ve muy listo, gracias a Dios".

El golpe

"Me la hicieron madurar muy pronto y tuvo un cambio brusco. Es muy cariñosa, pero al mismo tiempo rencorosa". Tomás Ramírez, el papá de Paulina, destaca cómo su hija ha crecido de golpe.

Silvia Reséndiz es la presidenta del grupo Alaíde Foppa, el primero que se involucró en el caso cuando se conoció públicamente a partir de una nota que apareció en el periódico La Frontera, de Mexicali. Además de ser la madrina de Isaac, Silvia ha acompañado a Paulina y a su familia desde entonces.

"Tiene una familia que la ha respaldado mucho para salir adelante con esta desgracia. La he visto crecer, desarrollar su personalidad, volverse más fuerte, más segura, más decidida, con muchas cualidades, o sea, con todo lo que la ha hecho crecer la experiencia tan dura que...

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