Historia mínima

AutorRicardo Pohlenz

Se ha hecho costumbre usar la etiqueta de "minimalista" para referirse a algunos de los nuevos realizadores mexicanos (entre los que se cuentan Amat Escalante y Carlos Reygadas), y no sé si se debe a los recursos mínimos de producción de los que han hecho alarde estas jóvenes promesas, o a las premisas mínimas (casi esquemáticas) que sostienen sus argumentos o, peor aún, por los mínimos movimientos de cámara en un mínimo número de tomas (esas sí, de larga duración).

El debutante Enrique Rivero ha venido desde España para sumarse a este canon de minimalistas con su multipremiada ópera prima, Parque Vía. Al menos, así se refieren a él porque comparte con Escalante y Reygadas esa ansia casi compulsiva por una austeridad formal que reproduzca, con un bellismo casi rudimentario, la vida misma.

Parque Vía tuvo una acogida muy favorable en su corrida por festivales, tanto como para haber sido premiada en varios de ellos. Esto vino a despertar grandes expectativas locales al respecto del filme y su realizador, quien se convirtió -en unos cuantos meses- en nuevo punto de referencia dentro del panorama cinematográfico nacional. Más allá de atribuciones con que pueda ser calificado mínimamente, puede decirse que, al igual que Escalante y Reygadas, se ha puesto la camisa de cineasta independiente para hacer el retrato de vidas marginales o remotas desde la condescendencia de una clase acomodada. Son radical chic, puro y duro, desvirtuados y, a la vez...

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