Los hombres sí son de marte

AutorTeresa Rodríguez

De primera impresión parece un cantabar: un hombre de treinta y algo canta a todo pulmón sobre la tarima que se encuentra al frente del sitio. Luego aparecen dos coristas, una rubia de vestido entallado que presume de tener piernón loco y otra mulata que luce sus encantos detrás de un escote.

Conforme pasan los minutos, todo parece quedar más claro. La mayoría de la clientela en Reforma 1 es masculina, hombres entrados en sus 40 o 50 años que se pierden en los bailes de la mulata y no le quitan la vista de encima a la güera mientras ella canta una de Paulina Rubio.

Unos cuantos parecen estar en un dilema: mirar las curvas de las cantantes o el partido de futbol que se proyecta en una pantalla gigante a unos cuantos metros del escenario. Al final deciden compartir la atención un rato aquí y otro allá.

Reforma 1 parece uno de esos lugares donde los colegas y oficinistas se fugan por un rato. Al salir de la oficina se aflojan la corbata, se consienten con un corte de carne selecto (que es la especialidad de la casa) y un par de cervezas.

Pero también parece ser una opción para quienes prefieren tomar una copa fugaz en solitario, por la elegante barra circular de este sitio lo mismo transitan copas de vino que cocteles exóticos. Su carta de bebidas es breve, pero tiene un poco de todo, 16 recetas de martini, 13 de cocteles, champaña y cervezas importadas.

Si un rib eye o una arrachera parecen demasiado platillo para la cena, también hay botanas como los camarones rasurados $180, platillos ligeros como el emparedado europeo $95 o una steak tártara preparada en su mesa $160.

La decoración sobria...

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