Un homenaje a la amistad

AutorJorge Ricardo

Darío Arizmendi recordó que no tenía ningún amigo mexicano cuando llegó a su oficina una carta fechada en el País. Era inicio de 1982, Arizmendi, un periodista de entonces 37 años, era el director de El Mundo de Medellín, el diario que Gabriel García Márquez, el autor de la misiva, había decido tomar como modelo para editar en Colombia El Otro.

"Quiero vivir y donde más se vive es en la redacción de un diario. Quiero volver a empezar, trabajar sin sabelotodos de 45 años, con muchachos sin vicios, que crean en Colombia, que no destilen hiel, ni amargura permanente", le decía.

Arizmendi voló a México. Lo recogió García Márquez en su auto. "Ésa es mi nueva novela", dijo señalando el tocacintas donde Rocío Jurado volvía a cantar Señora, de Armando Manzanero.

"Se ganaba a la gente de esa manera. Te hacía creer que eras su amigo de toda la vida por la sencillez, que era su estrategia para esconder la timidez", recuerda con voz de paisa desde Bogotá Arizmendi, autor de Gabo no contado (Aguilar).

Hubo reuniones, firmas de contratos, se diseñó un manual ("El Otro debe ser como Cien años de soledad, con lectores de 12 a 85 años, con una narración total desde la primera página hasta la última"), se invitó a Tomás Eloy Martínez, pero, cuando iban a comprar la maquinara, Gabo ganó el Nobel y pensó que estaría muy ocupado como para cuidar la calidad del diario.

"Fue un intento por renovar el periodismo del País, con gente inteligente, joven, con otro lenguaje y que acabó consolidando con la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano", cuenta.

La amistad entre Arizmendi con su primer amigo "mexicano" duró 32 años. Arizmendi hizo la crónica del festejo del Nobel...

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