Homero Aridjis / Un salto hacia atrás

AutorHomero Aridjis

2008 ha sido "El año de la rana", pero sus poblaciones han dado un salto hacia atrás. Presenciamos desapariciones de anfibios semejantes a las de los dinosaurios hace 65 millones de años. Según la Evaluación Anfibia Global la tasa de extinción supera la de las aves o los mamíferos. De las 6 mil 411 especies de anfibios conocidas, entre ranas, sapos, salamandras, tritones y cecilidos, la tercera parte está amenazada de extinción. Al menos 630 especies se encuentran en México, país con la mayor diversidad anfibia en Mesoamérica, aunque la sobrevivencia de 208 especies peligra. Dentro de poco podrían extinguirse la rana de chiricahua, con sus manchas de leopardo; la salamandra-lengua hongueada de Stuart, en México y Guatemala; la rana de Tláloc, que habita el Corredor Biológico Chichinautzin; el siredón del Ajusco, o el tlaconete de Anita, cuyo hábitat en San Vicente Lachixio, Sierra Madre del Sur, Oaxaca, ha sido víctima de una deforestación brutal.

Se han identificado 4 mil 740 especies de ranas y sapos en el mundo, unas 230 en México. Las ranas pueden cambiar de color en respuesta a la temperatura ambiental, a la intensidad de la luz o al miedo a un predador. Sus largas y robustas patas traseras les permiten saltar hasta 10 veces su propia longitud. Todas son carnívoras, y los insectos forman parte de su dieta, aunque algunas coman vertebrados como otras ranas, lagartijas o pequeños mamíferos. Un sapo puede comer mil hormigas en un día. Después de mudar de piel la comen. Las secreciones producidas por las glándulas en su piel pueden ser altamente tóxicas para sus enemigos: las bacterias, los fungi o las serpientes.

Las ranas evolucionaron durante el Triásico, y el fósil más antiguo hallado hasta la fecha, en Madagascar, tiene de 240 a 245 millones de años. Pero ni su larga presencia en la Tierra ni su prodigiosa fertilidad ni sus defensas venenosas ni sus grandes saltos pueden garantizar su sobrevivencia.

¿Por qué están desapareciendo rápidamente? Las amenazas son múltiples: la acidificación de los arroyos y los lagos producida por la quema de carbón, la pérdida de hábitat por deforestación o destrucción de humedales, el tráfico de especies silvestres o el uso del herbicida atrazine en campos de cultivo, residuos del cual se han encontrado hasta en los polos. En Estados Unidos su presencia se ha detectado en el 57 por ciento de los arroyos. Además de suprimir el sistema inmunológico de las ranas, haciéndolas más susceptibles a enfermedades...

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