Hornea Kaneko arte monumental

AutorErika P. Bucio

CUERNAVACA.- En Jun Kaneko, pionero de la escultura cerámica monumental, el proceso creativo es puramente intuitivo, ajeno al mercado.

"Trabajo a partir del sentimiento, como una reacción espontánea", dice en entrevista.

Kaneko (Nagoya, 1942) trabaja en estos días en Cuernavaca, en el taller de Juan de Dios Sánchez, uno de los pocos estudios especializados en la técnica japonesa del rakú.

Desde 2012, ha producido aquí tanto placas de cerámica como tanukis, esculturas del perro mapache asociado a la fertilidad y la prosperidad en la mitología japonesa, de casi 700 kilos de peso.

Ahora probará con las cabezas. Trae consigo bocetos de 10 piezas. Están desprovistas de ornamentos, sin orejas, con los ojos cerrados, y algunas sin cara. Miden 96 centímetros y pesan 65 kilos. Pero ha hecho otras de más de 3 metros de altura y 2 toneladas y media de peso.

Éstas serán las primeras de manufactura "mexicana". De momento, su destino será el estudio del artista en Omaha, Nebraska, su hogar desde 1986.

"Entre más abstracta sea la pieza, más atrae la vista del público, y, entre más simple sea la forma, me otorga mayor libertad", dice Kaneko, quien apenas se da una pausa de 30 minutos para conversar, en una jornada de ocho horas sin descanso.

Demoró casi 20 años en producir su primera cabeza monumental. Medía 1.60 metros de altura, pero la mantuvo guardada durante 10 años en su estudio. Hasta ese punto, su trabajo había sido abstracto.

"Al crear una cabeza, se acorta la distancia con el espectador porque, al verla, instantáneamente...

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