A hornear recuerdos

AutorEduardo Plascencia

Desde los 6 años comenzó en la panadería de su padre y 62 años después es respetado como maestro panadero en el gremio y ha sido profesor de nueve generaciones de estudiantes en gastronomía.

"Toda mi vida he estado en el pan, ya que mi padre tenía su pequeño 'clanchichol' o 'kilo' que es la forma de llamarle a las pequeñas panaderías que tienen producciones limitadas y que eran abiertas por maestros panaderos.

"Recuerdo que me ponían un banquito para alcanzar las mesas y cuando menos me di cuenta ya hacía pan y cargando charolas", comentó.

Agregó que a los ocho años ya estaba ayudando a cargar harina y a acomodar los panes en las jaulas para que después mi padre saliera a venderlo. Para los 12 años comencé a cocer pan en las diferentes temperaturas que un horno te brinda.

Con tristeza, el maestro panadero recuerda que tras la muerte de su padre, su vida cambió drásticamente, ya que abandonó los estudios y las necesidades económicas obligaron a su madre a vender la panadería familiar para mantener a sus siete hijos.

"Mientras mi madre trabajaba, yo dejé la escuela porque la situación económica era muy difícil, hasta que un buen día, caminando cerca del Parque Calles (en la delegación Venustiano Carranza) encontré una panadería que se llamaba la Bisbaina en la que entré y solicité trabajo como panadero.

"Después de un día me corrieron por mi corta edad. Los siguientes días seguí buscando trabajo hasta que encontré la panadería La Flor de Mayo, en la que se sorprendieron porque sabía hacer panes de alto grado de dificultad, como las campechanas o el pan de manteca", señaló.

Como sueldo de su primer jornada, Cortés recibió 18 pesos, que eran cinco pesos más que el sueldo de un oficial de panadería o panadero especializado. Tras ver la buena remuneración por su trabajo, su madre lo animó a continuar y a los 16 años se convirtió en el sostén de toda su familia.

Después de un año en dicha panadería, su interés por contar con mayores ingresos le hicieron trasladarse a un nuevo espacio en el que su labor comenzaba a las 3 de la mañana para ofrecer pan recién hecho. Con este horario se mantuvo durante dos años ininterrumpidos.

Con interés social

Cortés se autodefine como una persona honesta y siempre preocupado por las injusticias que rodeaban a su oficio durante los años 60. Por esta razón, comenzó a destacarse como un líder preocupado por las condiciones salariales de su gremio.

"Al darme cuenta que nuestro salario estaba por debajo de lo ofrecido...

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