Huellas del tiempo

AutorMario Abner Colina

Antes, mucho antes de soñar con viajar a París y convertirse en un gran novelista, Mario Vargas Llosa (Arequipa, 1936) llenó de tinta hojas y hojas intentando convertirse en poeta.

Eran épocas remotas. El autor de La ciudad y los perros tenía 9 años de edad, vivía en Piura con su familia, y en sus versos, escritos en cuidada letra manuscrita, hablaba de temas tan ajenos a su edad como la juventud perdida.

"Creo que todos los escritores comienzan siendo poetas", dice Vargas Llosa entre risas.

"Yo me di cuenta, bastante pronto felizmente, que eso que dijo Borges una vez es muy cierto: en la poesía sólo se admite la excelencia. La poesía es como los toros, o es muy buena o es muy mala".

Mario Vargas Llosa. La libertad y la vida, exposición que se presenta en el Palacio de Cultura Banamex, pretende retratar el andar del intelectual que levanta la voz ante los temas de su tiempo, al escritor detrás de la obra perfecta, pero también al hombre que hay detrás.

Organizada por la Pontificia Universidad Católica del Perú, congrega cerca de 300 piezas provenientes de los archivos de Vargas Llosa, y antes del DF había hecho paradas en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Ciudad de Panamá y Lima.

"Aunque yo he abierto desde luego mi casa, mis archivos, no he intervenido para nada en la selección", advierte el escritor.

"Eso lo han hecho los técnicos de la Universidad, y la verdad les estoy muy agradecido, porque creo que es muy representativa, aunque no está todo, sí está lo más importante en cuanto a épocas y evolución".

El encargado de escarbar en la vida del peruano fue el curador Alonso Cueto, quien no dejó de representar elementos de polémica para Vargas Llosa, como el tema Gabriel García Márquez, su paso por el Colegio Militar Leoncio Prado, su campaña política por la Presidencia del Perú, o su turbia relación con su padre.

Colocada en siete salas de lo que fuera el Palacio de Iturbide, la exposición también incorporó retratos del intelectual con amigos mexicanos como Octavio Paz, un espacio dedicado a obra plástica de su amigo Fernando de Szyszlo, y una sala sobre teatro, con referencias a las obras...

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