Huérfanos de guerra

AutorRafael Aviña

En 1986, El asalto, cinta holandesa de Fons Rademakers, se llevó el Oscar a la Mejor Película Extranjera. La historia se centraba en los recuerdos y fantasmas personales de un hombre que durante su infancia experimentó los horrores de la Segunda Guerra Mundial y que regresaba a los lugares de su niñez, en un intento por superar su trauma. Adiós mamá (Äideistä parían, 2005), dirigida por Klaus Härö, recurre a una fórmula similar, que no sólo ha logrado conmover a los encargados de otorgar los premios de la Academia de Hollywood -de hecho, la cinta de Härö compitió por el Oscar-, sino a las audiencias mundiales, como ha sucedido con otras obras de mayor crudeza, como la alemana El tambor de hojalata y la rusa Ven y mira, en las que conflictos bélicos e infancia se convierten en la premisa central.

No obstante, Adiós mamá, presente en el 26 Foro Internacional de la Cineteca, resulta una dolorosa recapitulación de un hecho verídico que unió en 1944 a Finlandia y Suecia -países productores del filme- en el marco de la guerra. Cuando las hostilidades entre Finlandia y Rusia se volvieron más cruentas, cerca de 70 mil niños fueron enviados temporalmente a Dinamarca, Noruega y Suecia. Es precisamente la historia de uno de ellos, Eero (Topi Majaniemi), lo que sostiene la premisa de la cinta, inspirada libremente en la novela homónima de Heikki Hietamies y su relación con dos diferentes madres: Kirsti, la real (Marjaana Maijala), y Signe Jaönsson, la adoptiva, interpretada...

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