Humberto Musacchio / Un IFE a la medida del PRI y el PAN

AutorHumberto Musacchio

El Instituto Federal Electoral era una de las pocas instituciones confiables para los ciudadanos y, sin olvidar sus aspectos criticables, fue el aparato que desde 1994 organizó y garantizó elecciones con resultados confiables. Desde el punto de vista del Estado, resultaba de primordial importancia mantener y acrecentar la respetabilidad del IFE, pues de eso depende que la transición continúe por una ruta pacífica y en condiciones que hagan viable y creíble la alternancia en el poder.

Los políticos sólo merecen el título de estadistas cuando son capaces de ver más allá de la conveniencia del momento, cuando tienen el empaque para superar los mezquinos intereses de la hora y trabajan para preservar lo más importante que tiene una nación. El viernes pasado, en la Cámara de Diputados no se confrontaron argumentos, sino denuestos; no se esgrimieron valores, sino conveniencias inmediatas; abundaron los grillos, pero no hubo estadistas.

En modo alguno sorprende que el PRI haya desplegado su conocido cinismo, su tradicional y vergonzoso desprecio por los intereses nacionales. No puede esperarse otra cosa del partido que gobernó durante 70 años mediante el crimen, la corrupción y el engaño. Es obvio que a sus capitanes no les interesa México, sino sus carreras personales. Lo que extraña es que Acción Nacional aceptara ser mero secuaz del PRI, un triste compinche al igual que el partido-mercancía, el PVEM, o que Convergencia, cesto de los desperdicios del priismo. Los panistas han aceptado actuar como los parientes pobres del PRI, como ávidos aprendices de sus marrullerías y su prepotencia. De más está decir que esa actitud subordinada es indigna de un partido en el poder, por mucho que se trate de un trueque, por más que sea una concesión en busca de complicidades para enajenar el patrimonio nacional.

El Partido de la Revolución Democrática defendió un aspecto sustancial para la sana renovación del Consejo General del IFE: la continuidad de algunos consejeros para beneficiarse de su experiencia. Al parecer no lo hizo con la necesaria habilidad y la rigidez de su propuesta se topó con el descaro de la Santa Alianza, empeñada en hacerse de un IFE a modo para evitar sanciones si priistas y panistas deciden incurrir nuevamente en porquerías como el Pemexgate o los Amigos de Fox.

Pero el PRD, o su líder en la Cámara de Diputados, se pasó de vivo al meter en su paquete de propuestas a personas amplia y públicamente comprometidas con su partido, como es el...

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