Hurgan en los laberintos interiores de Octavio Paz

AutorVirginia Bautista

¿Cuáles eran los laberintos interiores de Octavio Paz que esperaban una salida a través de la palabra? El hueco, la orfandad, el vacío, la soledad, la extrañeza, no fueron ajenos al poeta mexicano: "eran sentimientos que lo asaltaban a diario y contra los que él no luchaba, sino que los trabajaba en la vigilia".

El historiador Enrique Krauze, uno de los intelectuales más allegados a la figura del Nobel mexicano de Literatura, afirma que en El laberinto de la soledad, "piedra filosofal de la mexicanidad", el poeta se busca a sí mismo, porque pensaba que encontrándose hallaría la verdad de México.

"El laberinto... es una búsqueda personal y encarnizada. Es la piedra roseta de su biografía", apunta en la conferencia La soledad del laberinto, con la que se clausuró ayer en el Teatro de Bellas Artes el coloquio internacional por los 50 años de la publicación de este ensayo.

Ante cerca de 700 personas, el analista de la historia del poder en México agregó que nadie en este país, salvo Paz, había visto en la palabra soledad un rasgo esencial de esta nación y sus hombres, de su cultura y su historia.

Aclara que Paz no escribió su autobiografía, pero sí la dejó cifrada en sus escritos autobiográficos tardíos, "fragmentada y dispersa en entrevistas y, sobre todo, en pasajes de poemas memorables".

Recuerda que en Itinerario (1993), el poeta se define como un bulto que llora en medio de la sordera universal: "La sensación no se borraría jamás. El hueco, la carencia, es universal, pero en su caso tomó la forma de una orfandad muy concreta, provocada no por la muerte, sino por la ausencia de su padre: Octavio Paz Solórzano".

"Ese padre que se fue a la Revolución y que en cierto modo no volvería jamás. Así, la casona del abuelo Irineo Paz se iba despoblando de presencias y poblando de retratos. Paz decía que en su casa los muertos eran más que los vivos".

El subdirector durante 15 años de la revista Vuelta, proyecto que fundo y dirigió Paz, piensa que durante su exilio en Los Angeles, California, el poeta vivió la soledad como extrañeza al entrar en contacto con un país e idioma ajenos.

Narra que también a su regreso a México, Paz se sentía extraño pues, por su aspecto, los otros niños del colegio lo confundían con un extranjero: "yo me sentía...

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