IDEAS CON VALOR / El valor del tiempo en tiempos de cambio

AutorAlejandro Legorreta

"No importa cuan grande sea el talento o el esfuerzo, algunas cosas solo toman tiempo" -Warren Buffett

Vivimos tiempos extraños, agotadores. Tiempos de cambios que también son de hipérboles. Uno de los asuntos más notorios de este año en la conversación pública es que nos hemos desvivido por la coyuntura. Parece como si en cada evento, en cada escándalo, en cada nuevo tema del debate público, nos jugáramos absolutamente todo el destino del País. Unos celebran cada anuncio, por insignificante que sea, como el inicio de una nueva era; otros, alarmados, simplemente encuentran el apocalipsis en cada novedad. Nos está faltando mesura.

Claro que los hechos coyunturales importan, los fuegos deben ser apagados en su momento y hay que inspeccionar críticamente el actuar de los gobiernos -sobre todo cuando proponen malas políticas públicas o los gobernantes pretenden infligir la ley-, pero lo importante, lo verdaderamente responsable, es nunca perder de vista la imagen completa: tener perspectiva. En el fondo, el alarmismo y el desgaste cotidiano que estamos viviendo no es nuevo. Nuestra afición por el cortoplacismo y lo efímero lleva tiempo en México y se da, con sus matices, en diferentes ámbitos.

En la política, lo normal en los tres niveles de Gobierno desde la transición democrática es que se releguen los proyectos de largo plazo, transexenales, que supondrían una inversión pública de décadas; se han buscado soluciones apresuradas -ya sea en seguridad pública o en educación- a los problemas más complejos. Algo parecido sucede en una parte del sector privado, donde muchas empresas prefieren evitar la inversión en capital humano, investigación, equipo y en el desarrollo de tecnología, por tratar de obtener, lo más rápido posible, grandes réditos a corto plazo, de la manera más cómoda, incluso con negocios corruptos con el Gobierno. O, incluso, en el deporte, donde pensamos, por ejemplo, que la solución a todos los problemas del futbol mexicano depende de un solo factor: de qué director técnico elijamos para la Selección Nacional.

Pero la verdad de las cosas es que nadie nos obliga a ser cortoplacistas, a ahogarnos en un vaso o a quedarnos hipnotizados con lo efímero. Lo interesante sucede más allá de la coyuntura. Lo bueno en la vida toma tiempo. Además, el tamaño de los retos mundiales que se nos presentan en este siglo -el cambio climático, el cambio tecnológico, la desigualdad, la migración- exigen propuestas y soluciones de cada vez...

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