Imaginan un México de película

AutorDora Luz Haw

Los políticos no dan la talla para un protagónico, coincide un grupo de guionistas invitado a imaginar el argumento capaz de trascender las historias de videoescándalos y fraudes que envuelven al México actual. En las historias de los autores, la clase política es llevada al patíbulo o condenada al escarnio; sólo una de sus integrantes alcanza una dimensión trágica: Rosario Robles, la ex presidenta del PRD, obligada por amor a renunciar a su partido. Los argumentos, planteados como un ejercicio lúdico, mantienen como protagonistas a ciudadanos comunes y coinciden en apostar por un futuro esperanzador.

El escolta de Murat

Nombre: Paz Alicia Garciadiego.

Autora de: "Mentiras piadosas", "Profundo carmesí", "El coronel no tiene quien le escriba", "El evangelio de las maravillas", "La virgen de la lujuria".

Hace tiempo que la realidad nos gana a los guionistas mexicanos porque es difícil, por ejemplo, hacer un thriller cuando en México no existen detectives o policías que investiguen sin corromperse y los asesinatos se quedan sin resolver. Me encantaría, por ejemplo, escribir la historia del escolta del Gobernador de Oaxaca, José Murat. Imagino que, en un estado de emergencia económica, decide participar en el autoatentado y prestarse para que lo hieran. Ante los escándalos sin trascendencia, se me antoja hacer una farsa, un melodrama doméstico que refleje cómo los acontecimientos políticos nos afectan a todos. Pienso en una historia esperanzadora, que muestre a la gente decente y presente a los políticos como el desperdicio de la sociedad. Quizá sería interesante penetrar en la rivalidad femenina entre Rosario Robles y Dolores Padierna, pero con la intención de ir más allá de lo aparente. A lo mejor escribiría sobre Robles que, aunque no la conozco, repite la historia sobada de la mujer utilizada por un jovencito.

Un Big Brother no anunciado

Nombre: Enrique Rentería.

Autor de: "Dame tu cuerpo" y coautor de "Todo el poder".

Si pusiera en un guión lo que sucede en la realidad, nadie lo creería, por eso buscaría hacer una farsa llamada Crónica de un Big Brother no anunciado, a partir de las videograbaciones que chamaquean a los políticos. Destacaría lo absurdo que es preguntarse si es o no legal que hayan sido grabados y se pase por alto a los funcionarios metiéndose dinero a los bolsillos. Contaría la anécdota de un corrupto que se creyera inocente y se sintiera golpeado por nosotros, que somos los malos y culpables. Sería la historia de alguien...

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