Té imperial

AutorCarlos Borboa

El gyokuro es uno de los tés más valorados en Japón, reservado durante décadas para los paladares de la corte imperial debido a su elegancia y complejidad sensorial.

"Es una joya japonesa, todo un arte plantarlo, procesarlo, prepararlo y degustarlo. No todos los plantíos pueden cultivar gyokuro y no todas las personas que conocen de té saben de él", detalla Fernando Gaitán, fundador de Shaktea y presidente del Consejo Mexicano del Té.

Catalogado como un té verde no oxidado, el gyokuro se diferencia por su peculiar método de elaboración, en el cual los arbustos de camelia sinensis (planta de té) se cubren con estructuras de bambú y paja para evitar el contacto directo con los rayos del sol.

"Cuando nacen los primeros brotes, a finales del invierno, las plantas se cubren con estas estructuras por 20 días. El proceso hace que las plantas se estresen y produzcan mucha más clorofila y l-teanina, aminoácido (de efecto relajante) responsable del dulzor, así como una menor cantidad de taninos.

"¿El resultado?, un té muy dulce, de color verde esmeralda, plagado de notas minerales y ese sabor que los japoneses denominan 'umami'"", señala el sommelier de té.

Todos los brotes de camelia dedicados a la confección de gyokuro se recolectan y procesan de forma manual por lo que 100 gramos de imperial gyokuro (té de alta gama) rondan los mil 650 pesos.

"Es un té que generalmente se queda en Japón y es perfecto para acompañar sushi, sashimis, pescado e incluso para beber intercalado con sorbos de sake caliente.

"Su alto contenido de l-teanina también lo hace un excelente aliado para depurar la sangre, además de que tiene una buena proporción de vitamina C y de flúor".

TÉ CON HISTORIA

Yame es reconocida como la región que más gyokuro produce. Sin embargo, fue en Uji, al sur de Kioto, donde surgió.

"Esta variedad nació en 1835. La historia cuenta que un comerciante de té llamado Yamamoto Kahei, amante del sencha, visitó Kioto para adquirir algunos brotes.

"Aquel año tuvo un invierno largo y frío, por lo que las personas de la región debieron cubrir sus plantíos con paja y estructuras de bambú para evitar que las plantas de camelia se dañaran...

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