Ecos de viaje / Las inagotables maravillas del México prehispánico

AutorAdalberto Ríos

México cuenta con más de 44 mil sitios arqueológicos, número que crece constantemente, según la información que va otorgando el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Actualmente hay 182 zonas arqueológicas abiertas al público que se concentra en 20 de ellas de gran fama, como Teotihuacán, Chichén Itzá, Tulum, Xochicalco, Monte Albán y Mitla, entre otras. Sin embargo, el abanico de maravillas está abierto a los viajeros que deseen ver más.

Paquimé en el desierto

Los prodigios del México prehispánico no se limitan al centro y sureste de nuestro territorio. El norte cuenta con sitios donde la pintura rupestre, los petroglifos y los centros urbanos y ceremoniales merecen ser visitados y apreciados.

Trescientos cincuenta kilómetros al norte de la ciudad de Chihuahua, vecina de Casas Grandes y cerca de la frontera con Estados Unidos, surge literalmente de las arenas del desierto y en perfecta armonía con éste- una ciudad de adobe que pareciera obra de audaces arquitectos vanguardistas.

Dicen los arqueólogos que Paquimé estuvo relacionada con los Indios Pueblo del sur de Estados Unidos y por tanto con sus ancestros anasazi.

Paquimé fue un puente comercial y cultural entre los indígenas norteamericanos, que contaban con turquesas, y los pueblos del trópico mexicano, que apreciaban las plumas de las guacamayas, por eso el gran aviario que formaba parte de esta ciudad.

Además, Paquimé posee una arquitectura de bella y recia personalidad que incluía, además, sistemas hidráulicos y singulares puertas diseñadas para la defensa.

El lugar invita a pausados recorridos, al encuentro de ángulos sorprendentes y a admirar su hermosa cerámica expuesta en su museo de sitio.

Junto al Golfo de México

Quiahuiztlán fue una ciudad totonaca ubicada en un sitio estratégico en el Golfo de México. Esta zona arqueológica se localiza cerca de la central nuclear de Laguna Verde y del lugar donde Cortés fundó la original Villa Rica de la Vera Cruz.

Quiahuiztlán está ubicada en el Cerro de los Metates, un colosal peñón que domina la región, a donde llegó Cortés para negociar una alianza con los totonacos, hecho importante para el desarrollo de la Conquista.

El sitio cuenta con escalinatas, plaza, pirámides y una serie de cementerios y tumbas que lo distinguen, pues las sepulturas están hechas como pirámides en miniatura, esto -aunado al fondo de su especial orografía-, lo convierte en un lugar muy especial.

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