Indagan los pasos de espía cubana

AutorFrancisco Morales V.

Sobre Teresa Proenza se sabía, hasta hace poco, casi nada. Su nombre apenas suena familiar dentro del grupo de enterados que la reconocen como secretaria particular de Diego Rivera entre 1953 y 1957 y confidente de Frida Kahlo.

Lo cierto es que esta cubana, férrea militante comunista, operó en México durante la Guerra Fría como una efectiva agente encubierta para la Unión Soviética y su isla natal.

Por convicción, colocación o coincidencia, la espía estuvo cerca de dos de los magnicidios definitorios del siglo pasado: el de León Trotsky, en 1940, y el de John F. Kennedy, en 1963.

En el libro Para que no se olvide: Teresa Proenza (1908-1989). Una espía cubana en la política, la cultura y el arte en México, por fin recibe un tratamiento historiográfico como protagonista.

"Es el primer libro sobre Proenza. Nadie se había ocupado de ella y existían muchas informaciones aisladas", explica con orgullo su autor, el historiador Xavier Guzmán Urbiola.

Como investigador del INBA, Guzmán Urbiola pudo conocer a Proenza en 1985, mientras colaboraba en los preparativos del festejo nacional por el centenario de Diego Rivera. Aún sin saber sobre su faceta como espía, quedó cautivado. "Éste es un libro escrito desde el afecto", explica. Aunque el rigor, advierte, es absoluto.

El volumen comenzó a gestarse en 2016 cuando el autor fue avisado que le era posible consultar el expediente de Proenza realizado por la Dirección Federal de Seguridad (DFS), la desaparecida agencia mexicana de inteligencia.

"Ahí me empiezo a enterar de una historia sorprendente de una queridísima amiga, generosísima, que no me pasaba ni por las narices", reconoce.

Nacida en la provincia de Oriente, Cuba, en 1908, Proenza arribó por primera vez a México en 1933. Señalada en su ficha migratoria como una mujer de "constitución física fuerte", mulata, la recién llegada vio su hogar marcado desde niña por la militancia comunista de sus hermanos mayores. Fue una mujer culta, con estudios en La Sorbona, y homosexual abierta.

Su trabajo como espía, no obstante, lo mantuvo bajo una estricta discreción y lealtad, como era de esperarse.

"Cuando la investigas, no esperas encontrar un recibo que diga 'Tere Proenza: recibí de la NKVD -Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos de la URSS- 500 dólares por mi misión'", dice Guzmán Urbiola sobre el reto de seguirle una pista que continúa; está en proceso de acceso a más materiales en Cuba y Rusia, lo que abriría la puerta a una segunda edición.

El...

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