Industria de Pilas: Sufre descarga

AutorKarla Ramírez

La industria de las pilas en México inició ya su descarga.

Después de 50 años de prender al mercado mexicano, hoy las grandes productoras como Duracell, Energizer y Rayovac-Varta han cerrado ya sus fábricas y operan como importadoras, pues ya ni siquiera les resulta atractivo el bajo costo de la mano de obra para exportar.

Esta industria que desde los años 40 hasta finales de los 90 producía al año 900 millones de pilas para el mercado doméstico como para el de exportación, vio disminuir su dinamismo y a partir del 2000 empezó a fabricar sólo 600 millones de pilas al año para cerrar el 2002 con una importación de 425 millones.

A pesar de que las empresas argumentan que su salida se debió a una estrategia de reducción de costos, la realidad fue más cruda.

La caída en la demanda nacional e internacional por la presencia de nuevas tecnologías, la incapacidad para realizar cambios técnicos y a la presencia del contrabando, que dejaron a este negocio con un valor marginal de mercado equivalente a 240 millones de dólares, apenas una quinta parte del 5 por ciento del volumen mundial que representa Latinoamérica.

Para Raymundo Higueras, presidente de la Asociación Mexicana de Exportadores de Pilas (Amexpilas), estas compañías "llegaron primero como importadoras, y cuando fueron abriendo mercado se instalaron en el País con inversiones y fábricas modernas e inclusive exportaban el 30 por ciento de su producción a Estados Unidos, Medio Oriente y Sudamérica".

Muestra de ello es la historia de Rayovac, que luego de 10 años de importar pilas, en 1940 instala una fábrica y inicia la comercialización de 'Aguila Negra'.

Sin embargo, años después, los problemas que surgieron en el mercado obligaron a la compañía a iniciar una reestructuración para optimizar recursos globales. Fue entonces cuando lleva a cabo una fusión con la alemana Varta, y el año pasado, decide cerrar sus plantas en México y República Dominicana.

La misma suerte corrió Duracell que llegó a México en 1946, siendo en ese entonces la única fábrica de baterías alcalinas en Latinoamérica, pero tuvo que cerrar en 1999 su planta instalada en Naucalpan, Estado de México. La última en llegar fue Eveready.

"Durante el año fiscal 2002, decidimos cerrar la fábrica de México, donde manufacturábamos las baterías de zinc-carbón, trasladando la producción hacia Indonesia para aumentar las eficiencias y reducir costos de producción en la región", establece el informe anual de Energizer al 2002.

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