El Informe Oppenheimer / El declive de las religiones

AutorAndrés Oppenheimer

Contrariamente a los que muchos esperábamos, la pandemia de Covid-19 no ha provocado un renacimiento religioso: el número de miembros de iglesias, mezquitas y sinagogas ha caído a mínimos históricos, según revelan varias encuestas.

Aunque no soy una persona religiosa, no estoy seguro de que esa sea una buena noticia.

Según una encuesta de Gallup del 29 de marzo, solo 47 por ciento de los estadounidenses dicen ser miembros de iglesias, mezquitas y sinagogas, la cifra más baja desde que se comenzó a hacer esta encuesta en 1940.

Una de las principales razones del declive es que cada vez más personas no se identifican con ninguna religión.

El porcentaje de estadounidenses que dicen no tener ninguna afiliación religiosa aumentó de 8 por ciento hace dos décadas a 21 por ciento en la actualidad, según la encuesta de Gallup.

Además, los jóvenes son cada vez más renuentes a pertenecer a una casa de culto.

Pero el reemplazo generacional no explica cabalmente la disminución general del apego a las religiones, porque también hay una caída significativa en la afiliación religiosa de personas mayores, apunta la encuesta.

Se trata de una tendencia que está ocurriendo en todo Occidente, y especialmente en las iglesias cristianas, señalan los expertos.

Mi primera reacción después de leer estas y otras encuestas fue que la mayoría de las religiones institucionalizadas merecen el castigo que están recibiendo.

No se han puesto al día con los tiempos. Son responsables de su pérdida de popularidad por quedarse atrapadas en dogmas y rituales, en vez de concentrarse en difundir los valores y la espiritualidad.

Y los grupos fundamentalistas y religiosos de extrema derecha que niegan la ciencia sobre la pandemia de Covid-19, se oponen al combate contra el cambio climático, atacan a los homosexuales y abrazan a demagogos divisivos como el ex Presidente estadounidense Donald Trump o el Mandatario brasileño, Jair Bolsonaro, están alejando todavía más a los jóvenes de las religiones.

Pero, reflexionando más a fondo, creo que el declive de las religiones tiene más consecuencias negativas que positivas.

En un mundo de la postverdad, cada vez más desprovisto de valores, en el que los demagogos populistas han socavado los principios fundamentales de las sociedades normalizando la mentira y la intolerancia política y racial, necesitamos urgentemente una brújula moral.

Si las religiones no están allí para enseñarnos valores básicos...

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