EL INFORME OPPENHEIMER / Dilma, mejor que Lula

AutorAndrés Oppenheimer

Hay un hecho poco conocido pero potencialmente importante en el campo de los derechos humanos en Latinoamérica: Brasil, el país más grande de la región, está dejando atrás su apoyo incondicional a casi todos los dictadores del mundo.

A diferencia del ex Presidente Luiz Inácio Lula da Silva -quien fue un buen Presidente en temas domésticos, pero que apoyaba a cuanto tirano existía en el extranjero-, la Presidenta Dilma Rousseff está tomando distancia de algunos de los peores transgresores de los derechos humanos del globo.

Según me dicen dirigentes de grupos de defensa de los derechos humanos, Brasil ha empezado a apoyar algunas causas de derechos humanos en sus votos en las Naciones Unidas (ONU) desde que Rousseff asumió la presidencia el 1 de enero.

Entre otros ejemplos:

- Como miembro temporal del Consejo de Seguridad de la ONU, Brasil recientemente apoyó una petición a la Corte Criminal Internacional para que investigue las atrocidades cometidas por el dictador libio Muammar Gaddafi.

- Brasil fue uno de los primeros países latinoamericanos que firmó el pedido de una Sesión Especial de la ONU sobre Libia, aun cuando desde entonces ha manifestado su preocupación por los alcances de la ofensiva militar de Estados Unidos y Europa en Libia.

- Brasil apoyó una resolución de la ONU para investigar las violaciones de derechos humanos en Siria, tras las recientes protestas contra el Presidente Bashar al-Assad.

- Brasil votó a favor de la creación de un despacho de Relator Especial para investigar los abusos de derechos humanos en Irán. Hasta ahora, Brasil siempre se había abstenido en las votaciones sobre derechos en Irán.

José Miguel Vivanco, director del departamento de las Américas del grupo Human Rights Watch, me dijo que "Brasil se ha convertido en un factor positivo en las votaciones sobre derechos humanos en las Naciones Unidas desde que Rousseff asumió su cargo. Se trata de un cambio drástico respecto del Gobierno de Lula, que solía estar del lado equivocado en cuestiones de derechos humanos".

Según Vivanco, el cambio se debe en gran medida a que Rousseff, por ser una ex presa política que padeció la tortura, es especialmente sensible a los temas de derechos humanos.

"Entiende perfectamente que la soberanía de una nación no puede usarse como excusa para cometer atrocidades", me dijo Vivanco. "Esperemos que este sea un cambio permanente de la política de Brasil".

Otros dicen que el cambio se debe a que Rousseff quiere mejorar sus vínculos...

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