Instante feliz

AutorIvett Rangel

Enviada

SANTA CRUZ, Aruba.- A este territorio de las Antillas Menores, protectorado holandés, se le conoce como la Isla Feliz porque, a decir de sus habitantes, saben gozar la vida, con sonrisas y sin prisas, pero también porque han aprendido a cuidar su hogar.

Para muestra: el Parque Nacional Arikok, zona protegida que ocupa casi 20 por ciento de la superficie de la isla y donde se concentran varios de los atractivos emblemáticos de Aruba, más allá de las playas de catálogo que se encuentran justo al otro lado.

Una exploración, a bordo de un 4x4, da cuenta de la increíble variedad de paisajes que hay: las colinas de lava, un verdadero campo de juego para comprobar la resistencia de los amortiguadores de cualquier vehículo; la terraza marina, un imán para los surfistas debido a su vigoroso oleaje, y el desierto, que distingue a casi toda la isla, pues llueve escasamente. Aquí, los cardones, nopales y biznagas viven en un cálido eterno paraíso.

Arikok también se puede andar. En sus 34 kilómetros cuadrados atesora senderos de distintas dificultades. El Miralamar, ideal para principiantes, presenta la flora y fauna endémica en apenas dos horas de caminata.

Con buena suerte, el visitante se topará con lagartijas, como el kododo (cnemidophorus arubensis) o burros de Aruba y, con mala fortuna, hasta con una cascabel de Aruba (contralus duri- ssus unicolor). Todos en peligro de extinción.

Sólo hay que tomar en cuenta algunas recomendaciones antes de aventurarse por las entrañas del parque: iniciar el recorrido temprano (el...

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