Opinión Internacional/ La interparlamentaria: simple pero diálogo al fin

AutorFernández de Castro

En mi experiencia, después de asistir a tres interparlamentarias México-Estados Unidos, incluyendo la última reunión que tuvo lugar en Guanajuato los pasados 17 y 18 de mayo, las reuniones cumplen cabalmente con su objetivo: ser un mecanismo de comunicación entre los legisladores de ambos países. No son mecanismos de toma de decisiones, y por eso no terminan en acuerdos -lo que tanto critican tanto diplomáticos como académicos.

A partir de 1996, año en que Jim Kolbe (representante republicano de Arizona y quien desde entonces preside a su delegación) instituyó nuevas reglas de debate en la interparlamentaria -intervenciones breves y prohibido leer discursos o intervenciones previamente preparadas- hay un verdadero diálogo entre los legisladores mexicanos y estadounidenses.

En Guanajuato, los legisladores estadounidenses escucharon hasta hartarse que no sólo el Presidente Fox, sino todas las fuerzas políticas nacionales claman por un entendimiento en materia migratoria. De ahí que el mismo Kolbe, tan renuente al tema de la migración, acabara por aceptar que no hay otro remedio que seguir en la búsqueda de fórmulas para un manejo más aceptable del flujo migratorio. A su vez, incluso los más aguerridos legisladores mexicanos, acabaron por comprender que sus contrapartes estadounidenses, antes de pensar en grandes acuerdos migratorios con México, están concentrados en asegurarle a sus asustados electores que su prioridad es la seguridad, y que antes de regular el flujo de trabajadores mexicanos, se asegurarán que por la frontera sur no se se infiltren terroristas.

El Congreso de Estados Unidos es un actor de primer orden en nuestra relación con Estados Unidos. Nunca ha sido fácil, ni lo será, relacionarnos con ese poder legislativo. Es un recinto amorfo, en el que por encima del interés nacional privan 535 distintos intereses, es decir, los de cada distrito electoral de los 100 senadores y 435 representantes federales que constituyen ese Poder Legislativo.

Como en Estados Unidos la reelección legislativa es ilimitada y los miembros de la Cámara baja enfrentan elecciones cada dos años y los senadores cada seis (la regla es que el primer martes después de un lunes de cada año par hay elecciones federales), el Congreso del vecino país es altamente electorero, y la tarea fundamental de cada uno de los 535 miembros, si desean conservar su curul, es cultivar a su electorado. Toda actividad que no tenga relación directa con los intereses del...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR