Intoxicación de color

AutorErnesto Diezmartínez Guzmán

El FICCO 2006 inicia con una típica película de inauguración festivalera: El nuevo mundo (The New World, EU, 2005), cuarto largometraje de Terrence Malick en más de 30 años de una carrera fílmica que ha ido de mucho más a algo menos.

Después de las obras maestras Badlands (1973) y Días de gloria (1978) -dos trágicas y violentas historias de amor enmarcadas en arrobadores escenarios naturales- Malick esperó dos décadas para realizar la etérea y contemplativa cinta bélica La delgada línea roja (1998) -ubicada en Guadalcanal en la Segunda Guerra Mundial- y, ahora, siete años después, nos entrega su muy particular visión de la legendaria historia de Pocahontas, la princesa india que, a inicios del siglo 17 en la costa este de lo que ahora es Estados Unidos, le salvó la vida al soldado inglés y colonizador John Smith.

No faltará quien se vaya con la finta de que Malick, con El nuevo mundo, ha "desmitificado" la historia de Pocahontas, Smith y el Día de Acción de Gracias. Nada de eso: si hay algo que a Malick le importa muy poco es la acuciosidad histórica. Sin duda, la producción es impecable, el cuidado para hacer verosímil la cultura nativa merece nuestro aplauso y la ambientación de época -¡ese epílogo ubicado en Londres!- quita el aliento. Pero Malick no "desmitifica" nada: en todo caso, crea su propio mito.

En este personalísimo universo "malickiano", Pocahontas (la peruana-suiza Q'Orianka Kilcher) no es más que una bella salvaje rousseauniana que, impulsivamente, le salva la vida a Smith (un Colin Farrell fuera de papel) para, después, pasarse con él más de dos horas repartiéndose suspiros...

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