FRONTERA INVISIBLE / En la meca del prejuicio y la intolerancia

AutorSergio Muñoz Bata

Es posible que el pistolero de Tucson, Arizona, que la semana pasada mató a seis personas e hirió a otras 14 en un ataque contra la congresista Gabrielle Giffords, sea un individuo desquiciado mentalmente.

Todavía no sabemos si el crimen tuvo móviles políticos o antisemitas, ya que Giffords es judía. Pero las revelaciones sobre el posible trastorno mental de Jared Lee Loughner ni nos ofrecen una explicación suficiente sobre el crimen ni nos impiden reflexionar sobre el entorno en el que se produce.

Recordemos que esta no es la primera vez que un suceso violento coloca al estado de Arizona en el centro de la atención nacional. Cerca de ahí está Tombstone, un lugar que se inscribió en el imaginario del salvaje oeste como "el pueblo que se negó a morir", y donde los hermanos Earp y el legendario 'Doc' Holiday, a balazos impusieron la ley en las inmediaciones del O.K. Corral.

También fue en Arizona donde, por un puñado de votos, la Gobernadora Jan Brewer y su aparato gubernamental decretaron la demonización de toda la comunidad hispana al ordenarle a la Policía detener en la calle a toda persona "sospechosa" de estar ilegalmente en el país, dejando a su criterio decidir quién les "parecía sospechoso de ser ilegal", y a quien exigirle prueba de su nacionalidad.

Ahora, con el arribo del nuevo año, Arizona reafirma su reputación como una "meca del prejuicio y la intolerancia", según las palabras del Sheriff del Condado de Pima, Clarence W. Dupnik. Y asumo que al hablar de "una" de las mecas, Dupnik sabe que, por desgracia, Arizona no es el único estado en la nación donde hoy reina la ira, el odio, el fanatismo y la hipocresía.

Después de la tragedia, y haciendo gala de una prudencia hasta ahora ausente, el liderazgo del Partido Republicano se ha dedicado a exhortar a la opinión pública a no apresurarse a señalar culpables. Con desconocida humildad, piden suspender el juicio contra aquellos que en sus batallas electorales han hecho del prejuicio y la intolerancia su santo y seña.

Lo que hay que preguntarle al republicano John Boehner, nuevo líder de la Cámara baja, es por qué antes de que sucediera el tiroteo nunca le dijo a Sarah Palin que era una provocación inaceptable señalar con la mirilla del telescopio de un rifle el distrito de Giffords e instar a sus seguidores a "volver a cargar y no emprender la retirada" para enfrentarse a quienes, como la congresista demócrata, habían votado en favor de la Ley de reforma sanitaria.

¿Por qué no le...

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