Irene Azuela: El deseo en su máxima expresión

AutorRaymundo Zamarripa

Fotos: Miguel Larrauri

La imaginación y la forma de crear de Oscar Wilde capturaron de manera perfecta en la obra Salomé la locura que viene con la belleza y la forma en la que ésta puede atraparnos y volvernos adictos a algo o a alguien.

A partir del 26 de julio podremos presenciar la interpretación de esta idea en el Teatro del Centro Cultural Helénico, de la Ciudad de México, cuando la puesta en escena inicie temporada con Irene Azuela en el personaje protagónico.

"La obra habla del deseo. El deseo que siente Salomé por el profeta, el deseo que la lleva a consecuencias terribles, pero es un texto muy lírico", explica la actriz en entrevista.

"Wilde dice que él no entiende a los escritores que describen una espada como una simple espada. Eso explica su manera de escribir, por lo menos Salomé, que está llena de referencias, de metáforas, de comparaciones".

La obra tiene un doble nivel de lectura al abordar los efectos (o trastornos) causados por la belleza, sirviéndose de un lenguaje florido que reviste la acción de simbolismos.

Cuando Salomé conoce al profeta y se enamora de él, empieza a decirle cosas bellísimas. Es a partir de la mirada que pone en él, que su propia mirada se transforma.

"Su cuerpo es tan blanco como las azucenas de un prado que nunca ha segado el segador", repite Azuela, a quien pronto veremos también en la pantalla grande en la cinta Tercera Llamada.

"La obra habla del deseo que se convierte en belleza y que se convierte en lo terrible, también. Es un discurso muy complejo y, al mismo tiempo, muy básico, porque la historia es una fábula muy simple.

"Hay un rey, hay una reina, está la princesa. Ella está harta de tener las miradas de toda la fiesta y huye y es en ese escape que encuentra que ella también desea".

NADA VIENE EN CHAROLA DE PLATA

El elenco de Salomé lo completan José Sefami (Herodes), Aída López (Herodías, madre de Salomé) y Leonardo Ortizgris, como el profeta Jokanáan.

"El relato lo seguimos construyendo. Yo creo...

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