Isabel Turrent/ El 'eje del mal'

AutorIsabel Turrent

Si el Congreso norteamericano cede a las demandas del Pentágono y autoriza el presupuesto militar que el gobierno de George Bush propone, el gasto en defensa de los Estados Unidos será muy pronto mayor que el del resto de los países del planeta juntos. El poderío aplastante de Norteamérica se multiplicará acrecentando el abismo actual entre los EU, Europa, China, Rusia o cualquier bloque de países en cualquier parte del mundo. A la luz del informe que el presidente Bush dirigió al Congreso, la consolidación de la supremacía militar norteamericana es ominosa.

George Bush anunció la ampliación de la guerra contra todos aquellos países que alberguen o protejan a terroristas y señaló a tres -Corea del Norte, Irán e Irak- como los componentes de un "eje del mal" que se ha convertido en el principal enemigo de Washington. Este gobierno republicano ha retomado la retórica simplista, amenazante y hueca de aquel otro gobierno republicano que usó el mismo adjetivo para descalificar en términos morales al bloque socialista: el eje del mal es el reflejo del "imperio del mal" de Ronald Reagan. Detrás de este plagio retórico poco imaginativo, está la peligrosa convicción reaganiana de que el único camino para luchar contra el "mal" es la fuerza. En el discurso de Bush no hay cabida para la negociación, ni para la diplomacia; no hay lugar para los aliados, ni para los intereses del resto de las naciones. Peor aun es el hecho de que no hay cabida tampoco para una estrategia inteligente de largo plazo.

En palabras de un viejo observador de la política norteamericana citado en una editorial del Financial Times, fue "un gran discurso y una política deplorable". Símbolo del triunfo de los "halcones" del gobierno de Bush encabezados por el secretario de Defensa Rumsfeld y de la derrota temporal de las "palomas" del secretario de Estado Powell, el discurso estaba encaminado básicamente a la opinión pública doméstica y no anticipó la alarma que generaría en el exterior. De un solo golpe, Bush unió en su contra a los disímbolos aliados que lo han acompañado en su ofensiva contra el terrorismo. Los chinos advirtieron a Washington contra la tentación de atacar a Corea del Norte; los musulmanes reaccionaron con verdadera preocupación ante la posibilidad de una renovada guerra contra el presidente iraquí Saddam Hussein y los países europeos emprendieron un duelo de descalificaciones con los funcionarios de Washington. Acusaron a Norteamérica de recurrir al...

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