Isabel II, Reina de España: La de los tristes destinos

AutorGuadalupe Loaeza

Todo en Isabel II fue precoz: huérfana de padre a los 3 años, alejada de su madre a los 10, reina a los 13, casada a los 16 y derrocada a los 38. Nacida en 1830 y fallecida en 1904, reinó en España de 1843 a 1868. Alrededor de esta soberana se tejió una leyenda basada en murmuraciones y apoyada en pruebas y evidencias que la clasificaron como una reina disoluta, entregada a una vida privada propensa al escándalo. Era hija de María Cristina de Borbón, princesa de las dos Sicilias, la cuarta y última esposa y a la vez sobrina carnal de Fernando VII, el rey que fue destituido por Napoleón, quien puso a su hermano, José Bonaparte, Pepe Botella, en el trono de España.

Isabel pudo convertirse en Reina de España gracias a la derogación por su padre de la Ley Sálica, impuesta por los Borbones venidos de Francia, que impedía el acceso al trono a las mujeres de línea directa, hecho que provocó un enfrentamiento dinástico conocido como guerras Carlistas (duraron hasta la Guerra Civil española), así llamadas por el Infante don Carlos, que reclamaba el trono como heredero natural si su hermano no hubiera derogado la ley que lo sustituía por Isabel. A la muerte de Fernando VII (1833), como Isabel era menor de edad, su madre, María Cristina, fue nombrada Reina Gobernadora (1833-1840) y dirigió sus esfuerzos a ganar el trono para su hija Isabel, luchando contra Carlos. Entre 1840 y 1843, desempeñó la regencia el general liberal Espartero. La primera regencia inició el sangriento periodo de la guerra carlista, que concluyó en 1839.

Una vez asegurado el trono para su hija, la madre de Isabel decidió, entre otros motivos, por su boda morganática con Fernando Muñoz, irse a París para dedicarse a sus ocho hijos, a los que llamaban los muñones. Muñoz era un joven capitán de la guardia de la Reina Cristina, del que se había enamorado perdidamente a los dos meses de su temprana viudez y con el que se había casado en secreto. Por lo que se decía en los corrillos de la corte: "La Regente es una dama casada en secreto y embarazada en público".

Isabel tenía escasos 10 años, era una pobre niña en la más grande soledad, la molicie y la ignorancia. Su madre no se había preocupado por darle ninguna preparación para afrontar sus circunstancias. Nadie se preocupaba por la pequeña futura reina, todos velaban por sus propios intereses. Para los políticos, tanto progresistas como moderados, cuanto más ignorante permaneciera mejor les resultaría servirse de ella. El gobierno del regente Espartero se ocupó de su educación y eligió a sus preceptores, entre ellos se encontraban Agustín Argüelles, como preceptor mayor; José Vicente Ventosa, su profesor general; Francisco Frontela, más conocido por Valldemosa, como maestro de música, y el tortuoso Salustiano de Olózaga.

Según algunos de sus biógrafos, sus preceptores se percataron, rápidamente, de que Isabel tenía un carácter muy temperamental, era singularmente apasionada y había heredado de su madre una ardiente sensualidad. El Conde de Romanones se refiere a Isabel II de este modo: "A los 10 años...

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