Isabel Turrent / Una elección posmoderna

AutorIsabel Turrent

No había otro camino en Gran Bretaña. La única manera de romper la parálisis política que el país ha arrastrado desde el referéndum de 2016, donde 52% de los votantes decidió que el país debía abandonar la Unión Europea, era convocar a nuevas elecciones. Se llevarán a cabo el 12 de diciembre.

La campaña ha sido hasta ahora un ejercicio inédito. Ha removido las capas geológicas de un sistema político que ha enarbolado siempre la tradición y los viejos modos de gobernar como parte de su legitimidad. Durante la campaña la democracia británica ha entrado en un periodo de flujo que ha destruido las fronteras entre los territorios partidistas. Ayudados por la información que les han proporcionado las herramientas digitales posmodernas, cada partido ha emprendido batallas electorales en los distritos donde han identificado a grupos de votantes que pueden otorgarles asientos en el Parlamento más allá de su filiación partidista. Todos cuentan: ahí se decidirá la elección.

Los partidos brexitistas, el Conservador (PC) que encabeza el pimer ministro Boris Johnson, y el de Nigel Farage que lleva su meta en el nombre -Brexit-, han irrumpido en los territorios del Partido Laborista (PL). Están intentando penetrar la llamada "pared roja" -del sur de Yorkshire, a las llamadas West Midlands-. Ahí donde una mayoría vota laborista, pero 3 de 10 votantes laboristas que apoyan una agenda de izquierda, y sin embargo son conservadores socialmente, votaron a favor de Brexit. Johnson y Farage buscan atraer el voto de estos laboristas brexitistas y también convertir al brexitismo a los votantes conservadores que votaron en contra de Brexit (rebautizados ahora como remainers), porque atrás de sus intereses particulares, persiguen, antes que nada, un objetivo común inmediato: sacar a Gran Bretaña de la UE.

Boris Johnson necesita a estos votantes porque decidió sacrificar al electorado conservador escocés y a sus aliados unionistas en Irlanda del Norte (poniendo en juego hasta la unidad de la Gran Bretaña), y también a los parlamentarios y votantes conservadores moderados. Ha radicalizado al partido, empedrado su camino de mentiras y promesas que no podrá cumplir, y apostado a que el electorado tendrá una sola prioridad el 12 de diciembre: Brexit.

Farage es aún más peligroso. Ha construido una maquinaria partidista...

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