Isabel Turrent / Irán: la teocracia militar

AutorIsabel Turrent

El régimen iraní empezó el año en el peor de los mundos posibles: en estos días venció el plazo que los países occidentales le habían dado para someter su programa nuclear a la supervisión de la ONU y las protestas de la oposición verde se han multiplicado. Nadie sabe qué oculta la caja negra de las negociaciones en el interior de la elite gobernante: Irán rechazó el acuerdo que le proponía enriquecer uranio fuera de sus fronteras, y con él, la política negociadora de Obama. Mas allá de las usuales tácticas dilatorias, ni el líder Supremo Khameini, ni el presidente Ahmadinejad han dado una sola pista que permita adivinar la posición que tomarán hacia Occidente en el futuro cercano. Mientras el régimen teocrático iraní discute, se divide y duda, las estrategias de los países que negocian con Teherán se han reducido a dos: la aplicación de un paquete más amplio de sanciones o la intervención militar.

El dilema para Occidente es que ninguna de ellas garantiza frenar el programa nuclear iraní. Irán ha encontrado la manera de darle la vuelta a las sanciones que se le han impuesto triangulando para obtener créditos y productos indispensables como la gasolina (importa un tercio del combustible que consume), con la ayuda de China y Rusia, y compañías y bancos europeos como Trafigura y Vitol, dos empresas suizas, o bancos como Credit Suisse. Aunque la presión norteamericana ha disuadido a algunas de estas instituciones de seguir otorgando créditos y firmar acuerdos comerciales con Irán, cualquier paquete de sanciones tendrá fisuras que permitirán a Irán abastecerse de los bienes que requiere con más urgencia.

Los países occidentales han colocado también en la balanza los intereses de la oposición: un abanico de sanciones que colocaran a la deteriorada economía iraní al borde del abismo golpearía directamente a la población, empujaría a los sectores más conservadores a apoyar al régimen y legitimaría el único y hasta ahora insostenible argumento del gobierno, que culpa de todos sus males a Estados Unidos y sus aliados. Por lo tanto, las sanciones tendrían que diseñarse con gran cuidado y dirigirse principalmente a los muchos intereses económicos de las Guardias Revolucionarias Islámicas, el principal brazo armado del régimen.

La segunda opción augura aún menos posibilidades de éxito. Irán es un país grande con una geografía accidentada y las instalaciones nucleares están dispersas y, muchas de ellas, ocultas bajo tierra. El presidente Ahmadinejad es...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR