Isabel Turrent / Libertades y dogmas

AutorIsabel Turrent

Mientras en nuestro vecino del norte los votantes mandaban de manera melodramática a Trump a su casa, en otras latitudes los fanáticos religiosos recurrieron a asesinar a representantes del "otro": del supuesto enemigo que viola sus creencias y sus sacrosantos usos y costumbres.

Todo empezó nuevamente en Francia con los cartones sobre Mahoma que publicó hace años el periódico satírico Charlie Hebdo y le costaron la vida a más de una decena de colaboradores en un ataque con armas de alto poder de musulmanes ofendidos. Esta vez, el atrevimiento de un profesor de historia que mostró algunos de esos cartones en una clase sobre libertad de expresión terminó en el degüello del profesor y la muerte a cuchilladas de varias personas más.

Francia tiene una relación larga y complicada con el mundo islámico. El legado imperial encarna en la llamada Francáfrica, países que surgieron del pasado colonial y que albergan bases permanentes de tropas francesas -en Mali, Chad y Níger- empeñadas en la lucha contra el terrorismo islámico. Emmanuel Macron, el presidente francés, tiene también fricciones con el presidente turco Erdogan, que se siente el nuevo sultán del mundo islámico, y decenas de miles de musulmanes que viven en Francia.

La realpolitik dictaba prudencia y concesiones. Macron optó por defender la libertad. La libertad de expresión en Francia es un asunto añejo que se remonta a los pensadores ilustrados y la Revolución francesa, y se centra en las ideas. Ideas que incluyen las que pregonan los políticos de todas las tendencias, y las que predican las religiones. En Francia blasfemar -la sátira de la religión- es legal y cuenta con el apoyo de una mayoría de la población: el famoso laicismo francés.

Aún después de que lo quemaron en efigie en más de un país islámico y Erdogan puso en duda su salud mental, Macron dio una larga entrevista donde defendió la tradición francesa y los derechos humanos de todos los franceses. "En nuestra casa, no", concluyó condenando a los fundamentalistas islámicos que han recurrido a la violencia para defender sus creencias.

El problema central aquí es si la religión debe separarse del Estado, como en los Estados laicos a la francesa, o si los...

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