Isabel Turrent / Los López y el petróleo

AutorIsabel Turrent

Esta no es la primera vez en la historia de México que se convoca al petróleo para salvar a la Nación. Cárdenas y sus sucesores no cayeron en la tentación. Pemex se convirtió en la encarnación del nacionalismo mexicano pero se dedicó por decenios a surtir al mercado interno bajo la creencia de que los recursos del país debían salvaguardarse para las generaciones futuras. Pemex hizo poco en el terreno de la exploración -para calcular las reservas de hidrocarburos del país- y de la explotación. Lo que sí hizo fue transformarse en una empresa mal administrada y corrupta, con un sindicato que era un lastre, incapaz de competir con las empresas privadas y nacionales que dominaban el complejo mercado internacional del petróleo. Una empresa que había asumido como destino el declive gradual y el aislamiento permanente. A diferencia de Venezuela, México ni siquiera era miembro de la OPEP.

Hasta que la conjunción astral de los López y Tabasco irrumpió en la producción de petróleo en los setenta -y ahora-. Tabasco llegó primero. En 1972, se descubrió ahí un riquísimo campo petrolero, llamado Reforma. Sus pozos eran tan abundantes que lo apodaron el "Pequeño Kuwait". Poco después se descubrió un campo igualmente rico en Campeche.

El López de entonces (Portillo) decidió que no sólo sacaría a México de la crisis económica en que la había hundido el gobierno de Luis Echeverría, sino que lo convertiría en el reino de la abundancia. Los mexicanos nos dedicaríamos a partir de entonces a administrar nuestra riqueza.

El problema es que López P. decidió financiar nuestra riqueza con la extranjera. Nos convertimos en uno de los principales deudores del mundo. La producción de petróleo se multiplicó aceleradamente. Pasó de 500 000 barriles diarios de petróleo en 1972, a 830 000 en 1976. Para 1980 México producía 1.9 millones de barriles diarios.

El sueño dorado del López de hoy. Hasta que la realidad que no perdona se le estrelló al López de entonces en la cara. La relación producción de petróleo y consumo ha sido siempre impredecible. A principios de los ochenta, el consumo empezó a caer y los países productores enfrentaron, como ahora, la disyuntiva de bajar la producción para evitar una caída mayor del precio del petróleo o producir más y conquistar mercados para compensar los bajos precios.

Daniel Yergin...

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