Isabel Turrent / El retorno de Netanyahu

AutorIsabel Turrent

A contracorriente de todos los pronósticos y de las encuestas que le daban a su principal opositor, Isaac Herzog, el líder de Unión Sionista, una ventaja de 3 o 4 asientos, Benjamín Netanyahu ganó las elecciones que se llevaron a cabo en Israel el 17 de marzo. No fue una elección cerrada como todos esperaban, sino un claro triunfo para el partido Likud de Netanyahu. Remontó la desventaja que anunciaban las encuestas y ganó seis escaños más: 30, frente a los 24 de Unión Sionista.

La diferencia entre los asientos que uno y otro ocuparán en la Knesset -el parlamento israelí- derruyó cualquier posibilidad de establecer un gobierno de unidad nacional, el menor de los males para todos aquellos que votaron por los partidos de centro. Partidos que hoy ocupan, por cierto, uno de los extremos del abanico político porque en Israel, la izquierda ha desaparecido del mapa. Meretz, el único partido que defiende abiertamente desde la izquierda el establecimiento de un Estado palestino, obtuvo apenas 5 asientos.

El siguiente paso será nada más cuestión de protocolo. Netanyahu tiene más de un aliado potencial entre los muchos partidos israelíes de derecha. Conformará la coalición de 61 asientos que necesita para formar gobierno sin ninguna dificultad.

Quienes habían apoyado sin reservas a Herzog, sobre todo desde las planas del excelente periódico liberal Ha'aretz, se han dedicado a la triste labor de descifrar la tortuosa estrategia que aplicó Netanyahu para ganar lo que parecía a todas luces una batalla perdida.

Lo logró siguiendo el trillado camino de los demagogos postmodernos. Cuando el desafío abierto al presidente Obama -aceptando una invitación de los republicanos para hablar en el Congreso en contra de la política de Obama frente a Irán sin siquiera avisar a la Casa Blanca- no alteró las encuestas a su favor, Netanyahu se movió a la ultraderecha en el ámbito doméstico.

Inventó complots y teorías conspiratorias a cual más de descabelladas: la prensa internacional, NGO's, el gobierno de Suecia y una bola de "fuerzas oscuras reunidas en contra de la voluntad del electorado israelí", conspiraban para derrocarlo.

Hizo acto de presencia en asentamientos en los territorios ocupados para prevenir a sus pobladores de los supuestos planes de Unión Sionista. Entre ellos, la evacuación de todas estas poblaciones y el establecimiento de un "Hamastán B" (una réplica del gobierno de Hamás en...

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