Isabel Turrent / Trump contra China

AutorIsabel Turrent

El buen gobernante es prudente; el general eficaz es cauteloso.

Sun Tzu. El Arte de la Guerra

Sun Tzu, el pensador chino que recopiló hace milenios píldoras de sabiduría estratégica tan vigentes hoy como las ideas de Maquiavelo, empieza y termina su libro advirtiendo que la meta de todo estadista debe ser mantener la paz porque "una nación destruida no puede reconstruirse de nuevo". Cualquier medio es bueno para evitar la confrontación abierta y la violencia: la diplomacia que divide al enemigo, el engaño y la extorsión sutil.

Mao leía y releía a Sun Tzu, al igual que Henry Kissinger, el secretario de Estado de Nixon, con quien China negociaría el inicio de la normalización de las relaciones entre los dos países en los años setenta. Ambos buscaban una alianza frente a los soviéticos y mantener el statu quo en Asia.

Sun Tzu hubiera aprobado el arreglo para cimentarla: un acuerdo ambiguo, con más huecos que un queso gruyere, pero pragmático y eficaz. Un compromiso que ignoraba el abismo ideológico entre ambos y que, con lo que el Financial Times bautizó hace unos días como "hipocresía constructiva", le dio la vuelta al espinoso asunto de Taiwán que había puesto a China y a Estados Unidos al borde de la guerra dos veces en los años cincuenta.

Washington aceptó la doctrina maoísta de "una sola China", que implica que Taiwán es parte de China y no una nación independiente, y Beijing se resignó a que los Estados Unidos armaran a Taiwán y la defendieran frente a cualquier intento militar chino para recuperar la isla por la fuerza.

Por décadas, los líderes chinos y los presidentes norteamericanos respetaron el acuerdo porque resultó muy productivo. No sólo ha mantenido la paz, sino que el intercambio económico impulsó el desarrollo chino, que ha sacado a 400 millones de la pobreza, y ha abaratado innumerables productos para el consumidor estadounidense, mantenido baja la inflación y financiado la deuda.

Todo esto es lo que Trump decidió echar por la borda al recibir hace días, en aras de su política proteccionista y en un acto sin precedentes, la llamada de la presidenta de Taiwán y descalificar en una andanada de tuits -su instrumento de comunicación favorito porque sus ideas no dan para más de 140 caracteres- las protestas del gobierno chino.

Quienes lo apoyan son los...

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