Isabel Turrent / Vecinos peligrosos

AutorIsabel Turrent

Algo está muy revuelto en el mundo cuando los medios siguen tan de cerca los generalmente tediosos y repetitivos mensajes de los jefes de gobierno en la apertura de la Asamblea de la ONU. Son, en efecto, tiempos confusos que parecen anunciar el ocaso de la moderación política. Basta ver el escenario doméstico de algunos de los presidentes que tomaron la palabra para comprobarlo.

Barack Obama (y los demócratas) enfrentan una coyuntura cada vez más polarizada que nos toca muy de cerca: Donald Trump, que sigue liderando la carrera por la candidatura republicana, ha convertido al México bashing en el eje de su campaña. Y la base dura republicana parece haberle comprado el espejismo de que los males de Estados Unidos se solucionarán en el momento en que el país expulse en masa a los inmigrantes indocumentados -mayormente mexicanos- y aplique descabelladas políticas económicas proteccionistas y fiscales que obliguen a regresar a las empresas estadounidenses que han emigrado desde hace décadas buscando aprovechar las condiciones ventajosas que ofrecen otros países del mundo.

Amenaza también con desmontar el acuerdo de comercio con México y Canadá y sustituir el libre comercio del TLC con un comercio "justo". Es imposible saber qué tiene Trump en mente cuando habla de comercio "justo", porque él tiene sus propios datos, pero no es el bienestar de sus socios comerciales lo que le preocupa.

Las elecciones en Estados Unidos son importantes para el mundo entero, pero la de 2016 será vital para México. Si ignoramos lo que está pasando ahora en Estados Unidos, lo haremos bajo nuestro propio riesgo.

Donald Trump no desaparecerá mañana del escenario político. Y si él, Fiorina, Ted Cruz o Rubio llegaran a la Presidencia, el Partido Republicano, que se aleja cada día más del centro político, apoyaría una agenda en contra de los inmigrantes indocumentados y del libre comercio.

Es cierto que la popularidad del Partido Republicano entre el electorado estadounidense ha caído (es, de acuerdo con el New York Times, de 29%), pero los ultraconservadores han acumulado un poder considerable. La campaña de Trump es el mejor ejemplo del ánimo e influencia de los votantes más radicales; la renuncia de John Boehner -el líder de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes- del creciente poder de la ultraderecha en Capitol Hill.

Estos representantes que se agrupan ahora en una facción llamada Freedom Caucus -cuyos miembros curiosamente no se atreven a decir su...

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