Isabel Turrent / ¿Un nuevo Medio Oriente?

AutorIsabel Turrent

"En el Medio Oriente todos los impasses políticos terminan en violencia."

Chibli Mallat, líder opositor libanés

Ha sido difícil apreciar la magnitud de la transformación del Medio Oriente en los últimos meses, porque las noticias aisladas y a cuentagotas provenientes de la región se perdieron tras los titulares que acompañaron la muerte del Papa Juan Pablo II y, en México, en medio del revuelo alrededor del desafuero de López Obrador. No obstante, lo que ha sucedido en el Medio Oriente puede ser el anuncio de una transformación notable. No sólo por el hecho de que la región permaneció por años petrificada en conflictos ancestrales que parecían haber echado raíces permanentes, sino porque las naciones del Medio Oriente han escenificado, desde los años cincuenta, muchas de las crisis que han puesto al mundo al borde de la guerra.

Son muchos los cambios que parecen incubarse en la región. Algunos de sus síntomas son las elecciones que se llevaron a cabo en Iraq y en los territorios palestinos; el ascenso de un nuevo líder palestino -Mahmoud Abbas- que se opone a la violencia como medio para crear un Estado propio; el movimiento de oposición libanés contra la tutela armada de Damasco; la invitación del presidente egipcio Hosni Mubarak a sus opositores a manifestarse con mayor libertad, y su nuevo papel como un intermediario comprometido entre israelíes y palestinos. Igualmente significativos son los problemas políticos y económicos casi insolubles que enfrenta el presidente sirio y que podrían desembocar en un sistema más plural. Por último, la visita del primer ministro israelí Ariel Sharon al rancho del presidente Bush en Tejas, en días pasados, dejó una vez más en evidencia el esperanzador giro reciente de la política israelí.

Pocos anticiparon que Sharon, el principal abogado de los asentamientos israelíes en Gaza y el Margen Occidental, adoptaría el programa laborista de retiro unilateral de alguno de esos territorios. La línea del gobierno de Sharon tenía dos puntales aparentemente indiscutibles. En primer lugar, que no había justificación alguna para hacer concesiones mientras los palestinos cometieran actos terroristas, y en segundo término, que las negociaciones eran inútiles porque Sharon no tenía una contraparte palestina, legítima y confiable, para negociar un acuerdo de paz. El anuncio del retiro unilateral de Gaza destruyó el primer supuesto, y la muerte de Arafat eliminó el segundo.

Aunque Abbas no ha conseguido siquiera el...

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